Madonna arrancó hace unos días su ‘Celebration Tour’ en el O2 de Londres, después de que la gira sufriese un revés meses atrás por una infección de la artista que la llevó a posponerla hasta octubre. La vuelta de Madonna a los escenarios ha creado, como siempre, un sinfín de opiniones, porque habrán pasado 40 años, pero si algo mantiene intacto la artista es su capacidad de no dejar a nadie indiferente.
Vamos a hacer un repaso de lo que funcionó y no la noche de apertura en su show de Londres.
Funciona
- El blueprint
Una de las cosas que menos se le reconoce a Madonna es que, parte ese blueprint que ella es consiste en hacer cosas que nunca habíamos visto, siendo esta gira ejemplo de ello. Hasta ahora, no ha existido una popstar de 65 años realizando una gira pop. Simple y llanamente: lo más cercano es Cher, que siempre ha tenido un show más vedette y más casino. La ambición por el show de performance, baile y estética pop llega con Madonna en estas edades.
Y esa ambición sigue intacta, a pesar de las obvias dificultades generadas por el paso del tiempo: no la veremos boca abajo haciendo acroyoga, ni volviéndose loca a bailar como en el ‘Confession Tour‘: ni falta que hace, porque también por entonces fue la primera en hacerlo. Y ahora es la primera en estirar esa esencia hasta pasados los 60.
Cuando veamos a, por ejemplo, Jennifer Lopez bailando en 10 años no se nos hará tan raro porque Madonna hizo este show. Igual que a ella le tocó normalizar ser relevante a los 45, seguir dando show a los 50 y no desistir a los 60. Roto el molde del comeback-milagro de cualquier mujer mayor de 40 a finales de los 90, esta gira viene a confirmar que Madonna pretende seguir allanando el camino a mediados de los 2020s.
- La reivindicacion de su discografía y estética
Se trataba de celebrar, ¿no? Pues se celebra. Las decenas de Madonnas sobre el escenario, los guiños a looks de antaño, el homenaje a Michael Jackson durante ‘Like A Virgin’… Madonna se deleita consigo misma rodeada de todo aquello que la ha colocado donde está ahora. Por repasar, repasa hasta B-Sides y su momento musical. Parece que no quiere que nada de lo que ha hecho escape al ojo del público en el ‘Celebration Tour‘. Y con ello, llega uno a recordar cada look, cada imaginario, cada reinvención de la artista y cada fase creativa. En un momento en el que Taylor Swift arrasa con su ‘Eras Tour‘, Madonna ha llegado a refrescarnos la memoria de que eso, efectivamente, también vino a inventarlo ella.
- El punto de vista sexual
Dentro de esa barrera del ageism que Madonna rompe continuamente, como hemos dicho antes, y que no le queda más remedio que romper a ella porque no queda nadie en activo en su generación pop, la artista también mantiene su intención de hablarnos del líbido de una mujer pasados los 60. Lo hace sin tanto desnudo como antaño -de hecho se lo deja a los bailarines, incluidas ellas, que tienen un momento shirtless bastante reivindicativo por lo naturalmente incoporado en el show (si ellos llevan solo una pieza debajo, ellas también)-, pero con el mismo espíritu sexual: Madonna se deja tocar, se disfruta y se sigue exhibiendo fuera de los cánones habituales. Se pone un salto de cama, las medias de rejilla, el push up y lo que le salga en gana, para interactuar con los bailarines reivindicando que le sigue apeteciendo un momento put your hands all over my body.
Falla
- Parte de setlist
Es complicadísimo resumir el catálogo de hits de Madonna. Habiendo arrancado en Londres, vamos con su dato en las listas británicas: simplemente con tocar los singles que han sido top10 en el país, le quedaría un tracklist de 59 temas. Ha sido top5 en nada menos que 39 ocasiones. Tiene 13 #1s, que casi podría sostener un show únicamente tocándolos.
Pero el setlist tiene algún agujero: se ignora por completo ‘Hard Candy‘ -siendo ‘4 Minutes’ su último hit contundente-, ‘MDNA‘ queda relegado a un tema compartido, se pasa de ‘Frozen‘ y ‘Hung Up’ ve su brillo compartido con el remix de Tokischa que no le importa a nadie. Era una tarea difícil, pero considerando que esto era una gira de celebración, básicamente de grandes éxitos, ¿no podían esos temas, ‘Living For Love’, ‘True Blue’ o ‘Sorry’ haber ocupado los huecos de ‘Act Of Contrition’, ‘Up Down Suite’, ‘The Beast Within’, ‘I Will Survive’, ‘I Don’t Search I Find’ o ‘Mother And Father’?
Le vamos a reconocer una cosa, eso sí, al setlist: 24 años después, por fin se le ha hecho justicia a ‘Nothing Really Matters’, encargada ahora de abrir el espectáculo.
- La luz
Por momentos, pareciera que el show estuviera iluminado por el encargado de unos Los40 Music Awards. No se entiende si hay focos o velas a los lados del escenario. La iluminación es rarísima, lo que nos sorprende porque si por algo tenemos a Madonna, es por perfeccionista.
Puede que haya estado más pendiente de que se vieran bien las proyecciones y se la tuviera a ella con buena luz, pero el show en general está falto de fuera lumínica. Hay mucha pasarela y poca pantalla y foco.
- Parte del staging y vestuario
Y con ello, llegamos a comentar el tema de las pasarelas en si. Entendemos que esto es un show de arenas y no de estadios pero… ¿pasarelas negras de tablas? ¿No podían haber sido led y darles algo de vida extra? ¿O al menos tener superficie reflectante, que pudiera aportar un extra de visual? Queda un tanto pobre cuando se enfoca a los bailarines pasar por ellas, otra imperfección muy poco marca de la casa. Y es un show que tiene mucha pasarela. Mucha.
El vestuario tiene también su aquel: decíamos al principio que Madonna seguía apostando por la sexualidad, pero a ratos los hace con opciones bastante poco icónicas. El look semi-punk de chaqueta y short parece algo que ella se pondría para cualquier evento, el vestido rojo de raso podría haber tenido muchos más matices y tanto el arranque como la parte de estética country está demasiado capeada. Hay tanto encima de la artista que llega a comérsela sin que se aprecie bien cuál es el punto de su elección estética.
