Finalmente sí que parece que Katy Perry va a dejar caer unos cuantos singles antes de la publicación, en junio, de su nuevo álbum ‘Witness’. Si bien imaginábamos que estos llegarían Pau-Latimanente antes de la confirmación de la fecha del disco, la cantante ha optado la final por presentar el disco gajo a gajo, pero rauda y veloz antes de que vea la luz completo.
Y no es de extrañar que haya terminado optando por esta estrategia: el fiasco comercial de ‘Bon Appétit’ y la pérdida de hype en torno a su primer single ‘Chained To The Rhythm’ ponen en peligro las cifras de la primera semana del álbum, con lo que con algo había que compensarlas. Si bien parece que ‘Witness’, la canción que da título al disco, será la que sirva como tercer single del mismo, Perry ha tanteado a su público con una alternativa de dance noventero junto a Nicki Minaj, ‘Swish Swish’.
Y volvemos a no estar demasiado convencidos. Es decir, la canción suena bien, y dentro de un álbum nos parece que incluso quedaría fetén, pero Katy está presentando esto como gancho de su nuevo disco e imaginamos, por tanto, que es de lo más interesante -a nivel comercial- que encontraremos en él. Pero a ‘Swish Swish’, incluso con esos arrebatos tan classic ‘Blanco & Negro Mix’, esa producción fastuosa o la brillante interrupción de Minaj, le falta algo que hacía a Katy Perry única en lo suyo: un maldito estribillo con gancho.
Katy Perry, la voz tras ‘Firework’, tras ‘California Gurls’, la mujer que cantó ‘Hot & Cold’, lanza un segundo tema consecutivo sin estribillo identificable o memorable. Y claro, así no es de extrañar que la gente acabe preguntándose de qué narices va esto de ‘Witness’. ¿Ha llegado Katy Perry a ese punto de su carrera en el que puede prescindir de hits y lanzar el material que le de la gana (hola Beyoncé, hola -en menor medida- Gaga)? ¿O debería todavía encajar algún #1 más?
