Todos nos hemos enfrentando alguna vez a una ruptura chunga. Todos salvo que estéis leyendo esto en plena adolescencia y entonces llevéis la carpeta forrada con imágenes de vuestra pareja. Obviamente si estáis en la adolescencia no sabéis ni lo que es una carpeta, más allá del término no-literal que implica una relación, con lo que vamos a dejarnos de historias: todos nos hemos enfrentado a ello.
Y Conan Gray no va a ser menos, especialmente teniendo en cuenta que su papel es el del artista joven melodramático que un día te lleva al parque de atracciones y compra algodón de azúcar para los dos y al día siguiente está secándose las lágrimas porque la última novela de Kafka que está leyendo le está afectando mucho y te pide, por favor, que canceles el plan de ir a ver la de ‘Spiderman’. Que si eso otro día, que hoy está kafkiano. Whatever that implies.
Así explica cómo supera él una ruptura, en su nuevo single, ‘Memories’, una balada mona de esas que van increscendo, con su puntito Queen y sus ganas de berrear el estribillo -sólo que no, porque no es 1998 ni es él Jessica Simpson-. Le vemos encerrado en casa, llevando el jersey del ex -¿la ex? le ex, dejémoslo ahí-, en un plan Bridget Jones en el que el único consejo que puede recibir es el de “Jose, cúrate tú. ¿Sabes de qué? De la estupidez emocional que tienes. Estás obsesionada, Jose”. Léase “obsesionada” como “ossesionada” para mejor comprensión del diálogo.
Conan Gray paga el pato de su relación con el perro de su pareja, luego se reconcilia con él, luego se pone a mirar bisuta como si fuera la vieja del ‘Titanic’ y luego toca la canción al piano rodeado de velas, porque de pronto su casa es un tanatorio. Así es el sufrimiento del pobre Conan. Así hay que quererlo.
