Antonio José se sentó en una entrevista para El Mundo hace unos días. El artista se dejó entrevistar por Cristina Luis para un periódico que, las cosas como son, trata de sacar el titular más clickbaiter posible a cada entrevista con los artistas. Pero esta vez, las cosas se fueron más de madre de lo que acostumbran.
Todo arrancó con una pregunta de la periodista que no tenía un fondo tan descabellado en realidad:
“Tengo la sensación de que con los números que tienes en tu música y haciendo conciertos en el WiZink Center, tu fama no es a lo mejor tan mainstream como la de otros artistas. ¿Tú lo sientes así?”
No es una pregunta tan absurda. Hay muchos artistas superventas que después no son especialmente reconocibles por la calle. Y es cierto que Antonio José no tiene un perfil como el de Vanesa Martín o Pablo López y que a pesar de su éxito, no es un rostro tan reconocible para la gente de a pie. Sufre un poco del efecto Ana Mena: las canciones y el éxito pueden estar ahí, pero la gente no lo ubica al nivel de otros artistas de su estilo. El por qué es bastante analizable, pero lo dejamos para otra ocasión.
El problema es que la pregunta empieza no sentando bien a Antonio José, que pide a la periodista que se la explique más. Y ahí cae ella en el error: es incapaz de reformularla y explicarse, y genera un momento de tensión y de diálogo de besugos sobre “fama” y “popularidad”, sin que lleguen a un acuerdo ni calme las aguas del cantante.
Él tampoco se libra, y desde ese punto tiene una actitud bastante mala y pasota, llegando a lanzar pullas del tipo “lo más duro es estar aquí y que me digas que no soy conocido”, “quiero volver a los escenarios e invitarte a un Wizink Center”, “pues no lo sé”, “si tu dices que..”.
Antonio José tampoco tiene fama, las cosas como son, de tener una actitud especialmente humilde de habitual. Pertenece a una generación de artistas masculinos que también mirarse al espejo y decir “bitch, sit down”, porque a veces da la impresión de estar salvando el mundo con sus canciones, y de hacer favores a la prensa cuando se sienta para un periódico. Y chico, tampoco es que vender Wizinks sea tu día a día. Por no hablar de a qué capacidad vendemos en este país los Wizinks que vendemos.
Ahora bien, en esta situación, la periodista tampoco está a la altura, habiendo un punto en el que le dice -y peor, deja por escrito- “he visto tus redes por encima, porque no tengo por qué seguir a todo el mundo que viene aquí”. Ese comentario, en un momento de tensión, puede hacérselo al artista allí. Ahora bien, transcribirlo en el texto es ridículo, lo único que hace es posicionarla a ella como personaje de la narrativa para generar lo que se ha generado: el debate en redes y el posicionamiento de unos aquí o allá.
Dicho todo esto, era Antonio José quien más debía haberse medido. No porque ella tuviera más razón, sino porque él tenía que saber que era el que más tenía que perder de cara al público. Ella no será trending topic. Él sí. Ella no tiene que vender discos y dar la cara. Él sí.
Así que, mientras aprovechamos para pedir un poco de ubicaína a medios serios que muchas veces tienen menos cantidad que la que tenemos nosotros, también se la pedimos a los artistas por su propio bien.
Y aprovechamos para una última cosa: hace unas semanas una persona de Warner nos echó en cara que, con nuestro contenido habitual, luego iríamos a pedir entrevistas y quejarnos de que no nos las den (cosa que, dicho de paso, no hemos hecho jamás). Pues mira, igual pequeños blogs sobre música, por muy shady que seamos, daríamos un mejor trato al artista que un periódico nacional que sólo se preocupa de la música cuando le ayuda a tener ganancias por publicidad. Ahí lo dejo.
