Lo que realmente da para ‘Reflexión’ es cómo Aitana y Ana Guerra, dos de los power houses de la edición 2017 de ‘Operación Triunfo’, han terminado con EPs en las manos, mientras la mayoría de sus compañeros de éxito han editado discos completos o están en camino de ello. Cómo dos de las chicas con más tirón del programa han acabado publicando descartes -en el caso de Aitana- o recopilando hits, en el caso de Ana, que dejan la impresión de que no han recibido ofertas suficientes como para hacer de su debut un producto de más de media hora.
No hay quien se lo crea, especialmente viendo que Ana Guerra llega de la mano de Nabález, Juan Magán o Morat. ¿De verdad no había media docena de temas extra que pudieran sustituir a las canciones que no pintan nada en el trabajo y dar forma a un disco en condiciones? En cualquier caso, ‘Reflexión’ ha terminado siendo el debut de Ana Guerra, y efectivamente, lo que de él se termina intuyendo es que la artista tiene mucho en lo que pensar.
Antes de seguir hablando del trabajo, veamos cuáles son las claves que lo definen:
La discutible visión multi-target
Ana Guerra dispara en ‘Reflexión’ a todos los públicos, y aunque el resultado final se deja escuchar, lo hace más en clave “recopilatorio veraniego vacuo” que con cierto sentido. Es decir, ¿si uno quiere ir a por el público adulto con ‘Olvídame’, porque lo produce después como una pieza juvenil? ¿Por qué otro de los cortes más adultos, ‘El Remedio’, aparece disfrazado de radio-friendly chapucero, cuando era un bombazo que se prestaba a himno de clases de bailes latinos? ¿Por qué algo aparentemente urbano como ‘Bajito’ termina siendo un cortarrollos si está planteado como algo C.Tanganesco? ¿Qué pinta algo tan bobalicón y adolescente como ‘Ni La Hora’ embutido entre dos canciones para mayores de 40?
Da la impresión de que ‘Reflexión’ es la versión musical de aquellas series españolas que trataban de contentar a todos, y diluían la trama entre personajes de más de 60, los niños graciosos, el cuarentón soltero y los treintañeros protagonistas. Un paisaje melódico que uno no sabe si está pensando para adultos o niños. Ocurre, de hecho, con la propia portada del disco: siendo Ana un personaje que ha enganchado a un público centenial, ¿por qué el diseño de la carátula se ha pensado para sus padres?
El infame concepto de recopilatorio
Lo decíamos al arranque: los fans de Guerra han ido a comprar el álbum con la premisa de encontrarse en él tres canciones nuevas. El disco no alcanza la decena de cortes, y para que quede cerca, se han incluido remezclas de ‘Ni La Hora’ y ‘Lo Malo’, una canción que no tiene cabida en absoluto en el trabajo, y que es un filler en toda regla en su versión remix latino. Resumen: siete canciones, tres inéditas.
Un disco de debut que dice muy, muy poco de la artista más allá de lo que el público ya conocía de ella: existe la sensación, con ‘Reflexión’, de que Ana Guerra tuviera miedo de dar un paso más allá y presentarse del todo como artista. Incluso si el paso hubiera sido confuso, como le ocurrió a Miriam, o más certero, como el de Alfred, hubiera sido más interesante que esta ‘Reflexión’ falta de la misma.
Porque en un debut se permiten errores, se permite ingenuidad, se permite que dentro de lo cualitativamente debatible, pueda existir una base que de pie a una continuidad en lo musical que derive en buenos trabajos. Tirando de catálogo ‘OT’, es un proceso que hemos visto en Vega, en Manuel Carrasco, en Beth, en Soraya… se trata de ir afinando, pero en el caso de Ana, aún necesita salir del cascarón de lo confortable: los hits, y poquito más, no vaya a ser.
Invita a nuevo disco, pero ¿en qué dirección?
Lo que está claro es que el debut de Ana Guerra pide a grito un nuevo álbum para estas mismas Navidades. Es decir, por lógica de calendario, Guerra debería promocionar apenas un single más, llegar a verano con el primer tema de su próximo álbum, y tener listo para octubre el testigo de ‘Reflexión’.
Pero da cierta tristeza que el primer disco de un artista, algo que, consideramos, debería resultar mínimamente especial, termine siendo apenas una invitación a un siguiente trabajo. Lo peor de la situación, como decíamos, es la impresión de que Ana va a tener que decidir, en poco tiempo, a quién conquistar: ‘Reflexión’ le está dando pistas: el desplome de sus streams pero la resistencia de sus ventas pueden llevar a la interpretación de que sus seguidores son más de consumo clásico. ¿O simplemente teenagers desencantados?
Y todo esto, insistimos, con un resultado musical mejor del que anticipada la tontería chiclosa que era el primer single del disco, ‘Ni La Hora’. Las inéditas del álbum se dividen entre la acertadísima inspiración cubana de ‘Vete De Mí’ -producida por Jadel, para morbo extra de sus fans-; el medio tiempo de Morat que es ‘Con Una Mirada’, que ofrece a Ana nuevas pistas sobre su inmediato futuro, y las balada del álbum, la azucaradísima ‘Despierta’, que trata también de posicionarla, innecesariamente, como gran vocalista.
‘Reflexión’ está cargado de buenas intenciones en ‘Bajito’ y la producción del bolero ‘Olvídame’, pero todo hubiera quedado mejor resuelto con un target potencial en mente. Ana Guerra tiene en Nabález un compañero de viaje inmejorable, porque entiende perfectamente el producto que Ana debería ser, aunque en esta ‘Reflexión’ sobren replanteamientos: la crudeza de ‘El Remedio’ original y los ritmos latinos naturales son mejores aliados para Guerra que sus intentonas pop para colarse en radio.
Francamente, Los40 no va a retenerla en playlist mucho más tiempo, así que es mejor pensar en cómo y con quién llenar una gira, y a quién interesara el producto en adelante. Al final, ella quería hacer boleros, y a largo plazo, con todo bien encajado, puede que no se antoje la locura que parecía.
Temas clave: ‘Con Una Mirada’, ‘Vete De Mí’, ‘Bajito’