Ya sabéis que en Estados Unidos están con los temas de apropiación cultural a la que salta. ¿Que te vistes de indio? Apropiación cultural, porque pobres indios. ¿Que te tomas un café? Apropiación cultural, porque el señor Nescafé era de Panamá. ¿Que llevas ropa de GAP? Apropiación cultural porque ¿¡acaso eres vietnamita?! Pregunto. Bueno, pues deja de ir de asiático con esos chándals, que ya está bien.
Por lo tanto, los artistas del pop andas con pies de plomo para no pisar en terrenos que los lleven a titulares delicados: Katy Perry dijo, de hecho, que había aprendido mucho de aquella actuación que hizo en kimono, y en la que sí, la acusaron de apropiación cultural, porque comer arroz no lo convierte a uno en chino. Y ahora resulta que Nicki Minaj ha vuelto a salir en kimono, con un templo de fondo y un montón de relación de cosas asiáticas al presentar ‘Chun-Li’, el nuevo single que rinde homenaje al personaje de ‘Street Fighter’, igual que en España tenemos a Vega haciendo lo propio.
¿Y cómo ha evitado Nicki Minaj que se hable de apropiacionismo? Pues haciendo lo que le sale del toto con la cultura asiática, peeeero… colocándose un montón de bailarines asiáticos de fondo. Es decir, que así pasa uno de apropiarse de la cultura a rendirle homenaje. Pequeños detalles que le evitan a Minaj más de un titular y un disgusto, y la prensa puede dedicarse a comentar lo banger de su actuación. Porque lo fue.
Nosotros no lo comentamos, porque hemos dicho «la prensa», nosotros comentamos más los paripés, que es lo que nos da vidilla. Por cierto, los dos moñetes de Minaj en la cabeza no son un poco los de Mel B durante la era ‘Spice World’? ¿No puede rascar de ahí una demanda por apropiación Picante?
