Miley Cyrus llevaba con el cuento de “she’s coming” tantos meses, que su proyecto de comeback se había diluido por completo entre features y un EP que no consiguió los resultados esperados. El problema de Miley es, en base, bastante similar al que discutíamos con Katy Perry hace unos días: esa cultura de la reinvención que le ha salido bien a ratos, y mal a otros, pero que ha hecho que el público se pierda. A largo plazo, la recuerdan como una muchacha desnuda sobre una bola y la lengua fuera.
Y es que hemos conocido a Miley como ídolo juvenil, como rebelde R&B, como cantante de country, de rock independiente, de piano bar, de verbena en Benidorm y, si nos apuráis, de rancheras con un álbum de covers de Shaila Dúrcal. La cantante empieza a necesitar material con el que identificarla algo más concretamente, y puede que su nuevo single, ‘Midnight Sky’, sea una buena semilla para eso.
♫ podéis escuchar este y otro puñado de hits en nuestro a-list de spotify ♫
La canción, una producción de Andrew Watt (Dua Lipa, Camila Cabello, Lana Del Rey) reúne un poco a todas las Mileys en una sola, y funciona como nexo de prácticamente todos sus proyectos, porque de cada uno tiene una pizquita. Esta Miley ochentera, de estética Blondie, que anunciaba lo que parecía un proyecto disco pero finalmente ha sido un pop-rock retro, puede ser su gran acierto a nivel identitario.
En el vídeo del tema sirve look a medio camino entre una muchacha del centro de Ondarroa, una cantante de rock que mira por encima del hombro a Cindy La Au Pair y una Met Gala con temática glam. Y sin demasiado acompañamiento, excepto en las escenas en las que animales de porcelana le sirven de banda, Cyrus demuestra que solita se basta para comerse la cámara.
Miradas llenas de purpurina, provocación, eleganza y sobre todo, un single muy notable para el que esperamos sea el comeback definitivo de Miley Cyrus al mundo de la música. Centrémoslo todo un poquito, señora.
