Esperábamos que fuera a ser, para desesperación de Miki Núñez y María Escarmiento, la mariconez del verano de 2024. Y realmente lo es. Kylie Minogue, Merche y Tove Lo entregan lo que se esperaba de Bebe Rexha: el dancefloor anthem más genérico y más impersonal posible. Podría haber servido con ellas, con Nelly Furtado, con Agoney y con la chica que hacía las voces falsas de los temas del Disco Estrella. Lo mismo da, pero sigue siendo un banger.
Ahora bien, en esta espiral dance que parece que va a provocar una reedición de ‘Tension‘ primero (“ahora es tarde, señora”, que diría la Jurado) y el lanzamiento de un siguiente álbum de Minogue no poco después, lo que seguimos sin entender es el tratamiento de la voz. Obviamente es un recurso muy housero el de filtrar la pista vocal como si pasara por una jarra Brita. Pero es que la pobre Kylie desde ‘Padam‘ parece estar metida en una Nespresso. Ella graba las pistas entre capuccino y capuccino, con el filtro aún impregando de algunos posos sobrantes. Ella quiere sonar tan distorsionada que podría ser la versión vocal del Instagram de Isabel Rábago. Ella dijo: “¿Britney Spears no quiere dedicarse más a la música? Prestadme su altavoz Alexa, que le saco partido a la asistente”.
Las dos invitadas se prestan al objetivo del tema: sirven vocals para hacer menear el cucu en pleno verano, las ansias por llevar esto a la mesa de cualquier DJ son evidentes y el juego de los nombres, el signo del zodiaco y el saludito en cada estrofa es el recurso más gay jamás inventado desde que ABBA convirtiera Eurovisión en un evento LGTBIQ+.
Será tu rollo si: utilizas la expresión ‘vocal de chorro’ al menos tres veces al día; tu disco favorito de Kylie es ‘Boombox’; intentas convencer a tus amigos de que Rebeca Pous debió ir a Eurovisión.
