Después de varios años de dimes y diretes, juicios, denuncias puestas, denuncias retiradas, tirarse los platos a la cabeza y ver imágenes de Kesha llorando por las esquinas, la cantante de clásicos como ‘Gold Trans Am’ se ha marcado un comeback con un baladón, ‘Praying’, y un vídeo muy ‘Lemonade’ de Beyoncé.
Kesha arranca con un speech en el que se pregunta por qué está tan sola, muy a lo Estela Reynolds, y en un alarde de dramatismo incombustible, llega a pedirle a Dios que la deje morir, porque, parafraseando a Rosa Benito, “no puede tirar más del carro”. Pobrecita Kesha, free Kesha, etc.
El problema es que, como nos ha venido pasando desde que estalló está historia, sólo nos tragamos un 5,7% de la misma, y desde luego, esta presentación nos parece un alimentar el pan y circo que dice más bien poco en favor de la artista. Pero de cualquier modo, veamos el vídeo de ‘Praying’ y después analicemos la película que se ha montado, y no necesariamente nos referimos al clip en cuestión.
El single en cuestión, ‘Praying’
Una balada. Kesha ha vuelto con una balada, que desde luego, ha conseguido el efecto sorpresa que se esperaba: ‘Praying’ habla sobre el dolor de alguien que te ha tenido engañada y sobre el superar la situación dejando atrás los malos momentos y rencores. “Estoy orgullosa de quien soy, sin monstruos, puedo respirar de nuevo”, llega a decir una Kesha desgarrada y sentimental que se pasea por el vídeo por diversos parajes post-apocalípticos, y deja un sabor a single con mensaje de superación.
La producción ha corrido a cargo de Ryan Lewis -sí, el compañero de aventuras de Macklemore-, y está compuesta por la propia Kesha, Andrew Joslyn -amigo de Lewis- y el cantante folk australiano Ben Abraham, que previamente ha colaborado con gente como Sara Bareilles o Gotye.
El álbum en cuestión, ‘Rainbow’
Kesha ha confirmado, además, un álbum de 14 temas que verá la luz el 11 de agosto, prácticamente un mes después de la publicación de este primer single. Sorprende la inmediatez del proyecto, y la seguridad que la artista y su equipo tienen en el disco. Evidentemente, la presión pública habrá conseguido que el lanzamiento no se retrase demasiado, daría la impresión de que la artista está tratando de ser ninguneada por su discográfica, que siempre ha defendido estar dispuesta a lanzar el nuevo material de la cantante.
En ‘Rainbow’ colaboran, además de Dolly Parton, Eagles Of Death Metal, la banda que recordaréis por los terribles atentados de la sala Bataclan de París.
Y nos reíamos de las declaraciones de Kemosabe y Luke
El problema de todo este proyecto es que, por mucho despecho que tenga, por mucha intención de renovación, de renacer, etc., que esté intentando vender Kesha, lo está haciendo desde la propia discográfica de la que dice querer escapar. Esa misma discográfica, Kemosabe, que dijo en su día “tener preparado un comeback del estilo de Adele” para Kesha. Y cómo nos reímos cuando el equipo afirmo aquello durante el juicio que la enfrentó con su productor, Dr. Luke, y lo dejó para la posteridad como villano.
Y oye, que aquí la tenemos, con una balada al piano que, en fin, parece dar cierta credibilidad a sus palabras. El sello, de hecho, ha aprovechado para lanzar un comunicado afirmando que “no es que Kesha no pudiera grabar estando bajo la tutela de Kemosabe, es que simplemente se negaba a ello”. Y es que, con este tema, cada vez tenemos más claro que ni blancos y negros, están todos en una escala de grises bastante sórdida.
Y la primera en jugar al despiste es la propia Kesha: mucho mensaje de superación, pero lo lanza bajo la supervisión de aquel de quien dice querer huir; mucho aceptar dinero de gente como Taylor Swift para su juicio (la cantante le regaló 250.000 dólares), pero ahora se marca un comeback que tampoco parece muy barato o descuidado por su sello.
No hace ni falta que os recordemos cuál era la situación comercial de Kesha después del fiasco de ‘Warrior’ y lo muchísimo que ha hecho esta campaña por ella y su imagen pública. Para nosotros, ha sido todo un auténtico teatro de más sombras que luces que sí, le ha hecho conseguir el favor de cierto sector del público, pero ha hecho que el resto no nos fiemos de ella ni lo más mínimo. Juego sucio.
Pero, ¿es o no interesante?
Desde el punto de vista telenovelesco, por descontado: uno no sabe quién es el protagonista y quién el antagonista. Desde el musical, pues realmente también: Kesha ha vuelto con una de las mejores baladas del año, devolviendo al público a un género muy abandonado por radios y playlists que está genial compuesto y producido. Para colmo, le ha grabado un vídeo dignísimo repleto de metáforas visuales y con un encanto muy por encima de la mayoría de clips del pop de 2017. De habernos creído toda su historia, el comeback de Kesha nos hubiera hecho sacar más lágrimas y menos eyerolls y risitas entre planos. “Si existe un Dios o lo que sea, ¿por qué he sido abandonada?”. Por favor, querida, ‘Praying’ es la dramedia involuntaria del año.