Aitana lleva una semana, la pobre, repleta de elecciones discutibles. Primero se hizo cara de una reputada cadena de comida rápida en la que anuncia el menú que siempre pide, enervando a los fans y haters que salían raudos y veloces a comentar que siendo celiaca, cómo iba a pedir esa comida.
Después Aitana tuvo que explicar que sus exámenes de celiaquía, que había aprobado con nota, se habían realizado cuando la campaña ya estaba hecha y que no iban a ponerse a cambiarlo todo. Lo divertido en realidad es pensar la de diarreas que tuvo que darle a la pobre la cadena de comida rápida. Que en algún punto tuvo que decirse a sí misma, “Mira, yo a Madonna’s no vuelvo ya más nunca”, sin saber que lo que no toleraba no era al payaso de cartón piedra de la entrada, sino el gluten.
Y ahora, siendo celiaca como es, publica ‘Berlín’. Una entretenida canción pop echada a perder por una base reguetón busca-playlists que no le pega nada en absoluto, y que habla de ver descubrir el devenir de una relación en la capital de Alemania. ¿Pero cómo iba a viajar Aitana a Alemania, siendo celiaca como es? ¿Acaso no sabe que los cacahuetes de Lufthansa podrían provocarle una situación complicada en el avión? ¿Acaso cree que viajando en bus esquivará que le ofrezcan pan tostado con un fuet troceado? ¿¡Y si nadie lleva adrenalina en el bolsillo en ese momento?! La medicación, no el single de Ricky Martín con Wisin y Yandel. Aunque igual hace más efecto, considerando que inyectar adrenalina nada tiene que ver con la celiaquía.
Y una vez allí, ¿qué piensa hacer para esquivar los pretzels? ¿Llevar un traje de buzo por la calle? Van a pensar que es Harry Styles con un modelito extravagante. Esperamos que Aitana salga de nuevo a dar otra rueda de prensa explicando que en realidad la canción estaba ya compuesta cuando se descubrió que era celiaca, y que cambiar ahora el destino por Alcocebre, pues no quedaba tan chic.
