Mirad, soy divertida, soy Demi Lovato, qué divertida soy. Soy tan divertida, y mi nuevo single es tan divertido, que he montado una fiesta en mi casa con mucha gente divertida para demostrároslo. Mirad, aquí una piscina repleta de divertida agua con gente con colchonetas; mirad qué divertidos son mis amigos que se enrollan pero shhh don’t tell your mother; mirad si soy divertida que he contrato a Paris Hilton de DJ porque Jennifer Rope tenía muchísimo lío; soy tan divertida, que ahora llevó Wonderbra, y ahora tengo una teta en Alcudia y otra en Gijón, ¡porque hasta mis pechos son divertidos!
Te vamos a dar una pista, Demi Lovato: lo más fácil para que una canción pase por simpática y divertida, es grabar una canción simpática y divertida, y no un descarte que hubiera escandalizado por ruidoso hasta a Jessie J. Que sí, que probablemente te irá moderadamente bien con el single, como te ha pasado siempre, y que sí, puede que incluso te den un Premio Fanta por ser tú, pero la realidad es que esto es un trying-so-hard que echa para atrás.
Mucho amigo famoso, mucho neón, mucho modelito elástico encima, pero lo que queda de fondo es el tufo de querer parecer mucho más cercana y amiga de la gente joven de lo que realmente es el proyecto en sí. Por favor, que hasta hace dos días tu campaña de marketing era vender un libro de tuits filosóficos y hablar de tus trastornos alimenticios.
Esto no es ni cool for the summer, búscate una dirección artística por algún rincón de ese jardín abarrotado de diversión.