Jesús, cuando Britney Spears decía aquello de “another day, another drama” en ‘Piece Of Me‘, parecía decirlo de forma literal: apenas unos días después de que TMZ montará un paripé con una supuesta cena en la que Spears se había puesto a hablar en plan cucurru–cucú, paloma (una pantomima que se desmontó con bastante facilidad), ahora han sido los fans la que la han puesto en el foco mediático.
Resulta que Britney Spears eliminó su cuenta de Instagram hace unos días (como ha hecho en muchísimas otras ocasiones durante unos días). Y los fans, que a lo mejor son los que venían necesitando realmente una tutela, decidieron llamar a la policía, preocupados por su seguridad. Porque al parecer, Britney Spears colgaba un críptico mensaje en su despedida que parecía dejar caer que su marido le había sido infiel.
Los fans se hicieron un Steven Spielberg, se montaron su buena película y alertaron a la policía, que acabó presentándose en casa de Spears sin ningún motivo. Así lo ha explicado la cantante a través de Twitter, donde ha aprovechado para abroncar a sus seguidores y pedirle que, como diría Julián Muñoz, dejen en paz a las familias:
“Como todo el mundo sabe, se llamó a la policía para que viniera a mi casa en base a unas llamadas de broma. Amo y adoro a mis seguidores pero las cosas se han ido de madre esta vez y mi privacidad fue invadida. La policía jamás entró en mi casa y cuando llegaron a mi puerta en seguida se dieron cuenta de que no había problema alguno y se marcharon.
Esto me ha hecho sentir de nuevo agredida cuando la noticia llegó a los medios, vendiéndome de nuevo con un pésimo e injusto perfil. Durante esta etapa de mi vida, realmente espero que mis seguidores, que tanto me importan, puedan respetar mi privacidad de aquí en adelante. Mucho amor.”
De verdad que ser Britney tiene que ser agotador: si no estás colaborando con Will.I.Am, que bastante es ya, estás aguantando las cucueces de tus seguidores. Oigan, póngase ‘Blackout‘ y dejen el teléfono tranquilo si no es para jugar al Candy Crush.
