Ariana Grande parecía ir a pegársela en la era ‘Positions’, y para tener un álbum tan lineal entre manos, se las ha apañado de lujo con los singles (innegables hits ‘Positions’ y ’34+35′) y la promo del mismo en mitad de una pandemia. Al final, ha encajado unos más que notables 2,4 millones de copias que la gran mayoría de artistas matarían por tener. Más durante esta época.
Grande ha celebrado el éxito del trabajo no con una gira, pero sí con un concierto para Vevo que ha ido dosificando a lo largo de los últimos meses y que ha tocado techo esta semana con la performance de ‘Off The Table’ junto a The Weeknd. Para ello, el descampado artificial en el que Ariana ha ido cantando las canciones del disco se ha vestido de gala: The Weeknd ha aparecido vestido como si las acciones del Dow Jones dependieran de su buen hacer, y Ariana ha cambiado de outfit, eligiendo uno del armario de la Madonna de ‘Love Profusion‘, de cuando le dio por hacer de señora de campiña inglesa lectora de cuentos infantiles. Con katiuskas, porque a Ariana no se le olvida que, por mucho neón que los alumbre, siguen en mitad del campo.
Cantan muy bonito, cantan muy bien, pero de todas las canciones que Ariana ha ido compartiendo en este show campestre, nuestra favorita sigue siendo ‘My Hair’. No sólo como canción -la más ambiciosa de ‘Positions’– sino también en el directo, porque nos saca de ese piloto automático en el que Grande suele estar, y matiza más a nivel vocal. Con sus imperfecciones, con esa discutible whistle de la segunda mitad, con sus más y sus menos, y su necesidad de reposo previsible, pero natural. Real. Que no parece sacada de la maquina de performances perfectas.
