Adele continúa con su residencia imaginaria en Las Vegas actuando fin de semana tras fin de semana, como si esto fuera 1983 y ella Bárbara Rey. Con algo más de gasto en textil, la verdad sea dicha. La artista continúa repasando su discografía delante de un público variopinto y entregado y cada semana nos da la oportunidad de algún momentillo medio meme cuando camina por el público.
Porque sí, Adele se baja del escenario en un momento del show y se pasea entre los asientos comprobando lo que por allí se cuece. Lo mismo una semana se encuenta con una recién casada a la que firmarle el vestido, que le dan oportunidad para hablar de la última performance-momento de la semana. Y es justo lo que ha ocurrido este finde, cuando la británica se acercó a los presentes para preguntarles por sus artistas favoritos.
La primera niña directamente le ha respondido con un “no sé” que ha sonado a “a mí no me hagas preguntas ninguna que me va a dar un ataque”. Cambiando rápidamente de fan, Adele ha encontrado a una que ha intentado ejercer de lameculos diciéndole que su artista favorita era ella. Bueno, ya, amorch. Nadie iria a un concierto de Ruth Lorenzo a decir que es fan de Brequette. Primero porque as if. Segundo porque queda raro. Pero había que decir otro nombre, y el nombre fue el de Shakira.
“Mmmm… vi su actuación de anoche en el show de Jimmy Fallon… oh, ¡su ex-marido tiene problemas!”
Adele es reflejo de lo que hablamos con la performance: lo mismo daba que fuera en playback y todo estuviera pensado al milímetro: lo de Shakira y Bizarrap era un teatrillo planteado para demostrar el poderío e impacto del tema en la sociedad latina. Y objetivo conseguido: posiblemente Adele no tenía ni idea de la movida entre Shakira y Piqué, pero la performance le ha puesto todo el poder y el enésimo momentum de la colombiana en su mapa.
Mission accomplished.