El pasado 5 de noviembre, el cuerpo de Aaron Carter era encontrado sin vida en su casa de Lancaster, California. Aunque la noticia nos dejaba en shock por la edad del artista, que fallecía a los 34 años, tampoco pillaba excesivamente por sorpresa a nadie: Aaron Carter llevaba años en una espiral autodestructiva bastante importante, con muchísimos problemas de adicciones, de salud mental y económicos. Carter llegó a declararse en bancarrota en 2013 y nunca se recuperó del todo de aquello.
Ahora se han conocido los detalles de la autopsia, que relevan que murió ahogado en la bañera. Algo que suele ocurrir en muchas ocasiones en este tipo de casos. Y claro, no es que Aaron Carter entrara a bañarse, se le fuera el santo al cielo y de pronto estuviera bajo el agua sin haberse dado siquiera cuenta, en plan despiste.
El informe forense confirma que en el cuerpo se hayaron restos de alprazolam, una sustancia tranquilizante, y de difluoretano, un tipo de gas que, al ser inhalado, puede generar estados de euforia puntual, pero que también es tremendamente dañiño con los pulmones. La mezcla de ambos componentes habría dejado inconsciente a Aaron Carter, que habría terminado por ahogarse durante el baño.
El informe final choca con la visión del asunto que tiene la madre de Aaron y Nick Carter, que estaría convencida de que el asunto podría haber sido un ajuste de cuentas, puesto que le constaba que su hijo debía 800 euros a un traficante. Según apuntan los mensajes que ella misma compartía en redes sociales, la madre de Carter pensaría que la muerte del joven se debería a una ingesta forzosa de la sustancia. Su teoría se basa en unas fotografías que del escenario del crimen que al parecer no habría tomado la policía, y a la llamada a emergencias, anónima, que habría realizadó un hombre para avisar de la muerte de Aaron.
