Realmente nos encantaría pasar un día en la oficina -suponemos que imaginaria- del equipo que lleva a Rosa López. Nos lo imaginamos a medio camino entre una habitación de López Ibor y la portería de ‘Aquí No Hay Quien Viva’. Un punto de fantasía, un punto de delusion. Porque, de verdad, de no ser así es incomprensible lo que ocurre con ella.
Después de dar bandazos entre la balada, la bachata, el ochenteo y el pop en sus últimos temas, Rosa López acudió al ‘Mediafest‘ para no hablar de su no amistad con Chenoa, defenestrar ‘Europe’s Living A Celebration’ y abrir, por fin y tras años de performances discutibles, el melón de su mal directo.
Pero la fantasía de Rosa López se extiende ahora con ‘Si En Ávila Estás’. Primero porque es una campaña publicitaria de turismo de un estilo que creemos no haber visto desde que Merche hizo aquel anuncio de ‘Marina D’Or’. Segundo y más importante, porque Rosa López te dice un día que no tiene voz porque no se qué inyecciones y al siguiente está cantando un tema promocional con un tono prácticamente lírico.
Rosa canta como si fuera 2004. Rosa canta como si hubiera ingerido cuatro bombonas de helio. Rosa alcanza unas notas que después en la vida real ni siquiera conoce por nombre. De pronto, la artista ni ha perdido voz, ni ha tenido que volver a aprender a cantar, ni ha tenido lo que ella llama “una mala noche” y el resto conocemos como “una década discutible”.
Está claro que hay que ir a Ávila, porque sus calles son el nuevo Lourdes. La ciudad francesa, no la farmacéutica de ‘Farmacia De Guardia’. Paseándose por la ciudad y sus calles, sin por cierto apenas cruzarse con un sólo habitante durante la grabación, Rosa López deja relucir sus agudos que parece que en el algún momento para hacerse un run como el de Melani en ‘Marte‘. Lamentablemente, no se les ha ido tanto de las manos el Melodyne.
La app, no la cantante de ‘De Pata Negra’.