La verdad sea dicha, es altamente improbable. Los chicos de Veintiuno acaban de publicar su nuevo single, ‘Escalofríos‘, de modo que démonos un momento para comentar el single antes de entrar en la habitual estupidez. La canción es un corte pop-rock, de más influencia de lo primero que de lo segundo, especialmente por el buen tino melódico que la banda suele tener con sus canciones. Cuenta con estribillo que lo mismo te sirve para corear en un concierto que para escribir como dedicatoria en una hoja de olor, y deja la sensación de que si hubieran aparecido en los ochenta, serían una banda de influencia de los 50. Por joder, básicamente. Rollo Elvis. Esto ya es un suponer.
Y ahora el vídeo, porque Veintiuno han lanzado un clip para ‘Escalofríos‘ muy en clave La Oreja De Van Gogh. De estos vídeos en los que si no aparecen tocando corremos peligro de olvidar que son una banda y el peligro también de acabar creyendo que se dedicaban a la alfarería. O la física y la química y también tu anatomía. Por ende, Veintiuno aparecen tocando. Un rato largo.
El problema es que en ‘Escalofríos‘ aparecen tocando después de poner en marcha, con bastante esfuerzo, una furgoneta retro. Que todo el mundo sabe que el destino de ese tipo de furgonetas en la actualidad es sólo dos: el de servir en las bodas como photocall de Polaroids y el de servir en un Festival como food–truck, sirviendo al público inde perritos calientes a 8 euros.
Pero los Veintiuno la usan para transportar sus instrumentos. Y claro, se les queda parada. Y tienen que tirar de ella. Y hacen piñita y la arrancan. Y llegan a su destino. Y ahí es donde uno piensa, ¿pero de verdad tanto esfuerzo? Porque acaban tocando en lo que viene siendo un descampado. Y luego llega una tatuadora y les hace un tatuaje. Y si la historia hubiera seguido, probablemente la siguiente escena sería una cacatúa bailando sobre un dedal.
