Ariana Grande había asegurado que no publicaría un nuevo álbum durante el confinamiento. Sin embargo, sin previo aviso y con pocas expectativas del público, de pronto anunciaba que su sexto álbum de estudio vería la luz en cuestión de semanas, acompañado de un lead single. No había dado tiempo a echarla de menos, pero Grande había dispuesto de tiempo suficiente para dar forma a un trabajo completo mientras todos estábamos encerrados en casa.
Y llegó ‘Positions’, el primer single. Un número de R&B contemporáneo cuco, sin grandilocuencias, agradable, pero que tampoco inventaba la rueda. Ni siquiera le daba una vuelta a la misma: se situaba en ese terreno de las producciones del género que tan buena acogida vienen teniendo en Estados Unidos desde hace un lustro, entre artistas como Summer Walker, SZA, Ella Mai o incluso la Doja Cat menos excéntrica.
Y el contenido del single terminó definiendo en gran medida el del disco en general. Curiosamente, los seguidores de la cantante corrieron a defenderlo como algo “poco comercial” y “más maduro”, frente a aquellos que tildaban ‘Positions’ -el disco- de lineal y aburrido. Lo cierto es que no sabemos muy bien dónde habrán visto los seguidores de Grande el perfil no comercial, porque si bien puede no ir dirigido al mismo público entusiasta de ‘Greedy’, ‘Break Free’ o ‘Into You’, ‘Positions’ tiene su punto de vista comercial en el horizonte durante todo el tracklist. No en vano, todos los tracks rondan los tres minutos -varios de ellos incluso menos- con las miras puestas en el playlisting y el consumo en streaming.
Un álbum ‘capricho’ bien trabajado
Lo que sí parece ‘Positions’ es una apetencia personal de la propia artista. Un disco que, aunque repetimos que tiene claro su objetivo comercial, también se sabe poco promocionable y desde luego no girable, porque la situación que lo acompaña es la que es. Por tanto, Ariana se ha dado el gusto de grabar un disco más comodón.
Apenas se sale del tiesto en la algo más disco-house ‘Motive’ y el resto del trabajo apunta a una producción coherente y lineal de R&B que tiene momentos estupendos (‘Safety Net’, ’34+35′) pero sacrifica para ello algunos temas de la segunda mitad del disco (‘POV’, ‘Obvious’, ‘Nasty’), que llegan al oyente con la fórmula ya demasiado rodada y sin espacio para la sorpresa.
‘Positions’ termina pareciendo más una colección de canciones para que los fans no la echen en falta que un álbum con un objetivo claro en su carrera, y Ariana se podía haber regalado más tiempo para redondear el contenido del mismo.
Define su sonido, pero corre cero riesgos
Este es el sexto álbum de su carrera. Pero al mismo tiempo, sus discos se han ido lanzando con tan poco margen entre sí, que esto está muy lejos de suponer lo que a Madonna le supuso un ‘Bedtime Stories’ o lo que a Mariah Carey le supuso un ‘Butterfly’. Aunque tiene en común algo con los dos, el paso al R&B. Sólo que mientras en el caso de Madonna y en el de Mariah el paso suponía correr un riesgo -la primera por apuntar en otra dirección, la segunda por romper con ataduras del pasado en muchos sentidos-, lo de Ariana no aporta absolutamente nada a su repertorio clásico.
Es decir, los trucos de ‘Positions’ ya los había desarrollado previamente y no vaticina los que le quedan por desarrollar de cara al futuro. Y sí, se nota mimo y cuidado en los pequeños detalles que adornan cada canción, como los elementos de cuerda de ‘Shut Up’ o ’34+35′, los teclados casi anecdóticos pero interesantes de ‘West Side’ o el aporte electrónico en la base de ‘Just Like Magic’, pero en rasgos generales, las pinceladas aquí y allá terminan resultando más atractivas que el cuadro completo en sí.
Vocalmente resulta soporífera
Y en esto también tiene algo en común con la Mariah de ‘Butterfly’, o más bien dicho, con la que se presentó entre el disco y la publicación de ‘Emancipation’: está acomodada en un registro que adormece al oyente. Ariana canta prácticamente todo el disco en el mismo punto entre el susurro y sobreagudo, bastante autotuneado por otra parte (el whistle de ‘My Hair’ es práticamente una recreación digital de uno real).
Y aunque tiene sus momentos, como cuando en ‘POV’ hay un momento de rasgado en la voz que no va más allá pero la devuelve al perfil humano, o cuando en ‘My Hair’ consigue un punto de sexy que en el resto del álbum se persigue con mucho doble significado y mucho juego de palabras, pero realmente solo da en la diana en ese tema. En ‘Nasty’ por ejemplo, vuelve a quedarse planísima y no ejecuta para nada el objetivo.
En conclusión, ‘Positions’ hubiera quedado más simpático como mixtape que como álbum, porque no tiene mucho que ofrecer a una Ariana que se ha mostrado más juguetona, divertida y contundente en el pasado. Ahora, entre el discurso sexy a medio gas y el empoderamiento y amor propio en bata de estar por casa, se ha quedado corta se mire por donde se mire.
El problema realmente no es que haya grabado un álbum de R&B, es que para jugar en esa liga hay que estar bien entrenado. Y para muestra un botón: las Destiny’s Child también volvían en 2004 con un álbum R&B después del pop de ‘Survivor’, y clavaban el resultado de cada tema. Y era un álbum también sin grandes riesgos, pero con mucha predisposición al triunfo. Con diversidad vocal. Con historias. Con intencionalidad. ‘Positions’ esta dispuesto a entrar bien, pero no a quedarse. A ejercer de hilo musical desperdiciando lo interesante que tuviera que contar con melodías algo insulsas y una más insulsa interpretación aún de las mismas.
Ariana no cae con todo el equipo porque se sabe sacar partido, pero va a tener que ponerse las pilas: aún es muy joven como para competir con un catálogo de cortes ya asentados y demasiado tradicionalismo.
Temas clave: ’34+35′, ‘My Hair’, ‘Safety Net’.
