Se está viniendo. Se viene. Se siente cerca. Está justo detrás de ti y sientes su respiración en la nuca cual si fueras a la última fila de la última grada de un concierto de Pablo López. Es la canción de Blas Cantó para Eurovisión, que está a la vuelta de la esquina si consideramos que TVE había prometido presentarla en el actual ‘Operación Triunfo’ y que, de pronto, Blas Cantó se ha hecho un Ariana Grande.
Efectivamente, se ha quedado negro. De pronto todo es negro en su Instagram. En su Twitter. Negrura absoluta, como le pide Grande a su maquillador en cada sesión en fotos. Black profiles matter. Esto nos ha quedado quite racist, eliminadlo. Pero es que el perfil del eurovisivo ha desaparecido por completo. No queda sin rastro de promo de sus últimos singles, ni una foto de perfil en la que él aparezca mirando algo con la sospecha de que sea un satélite que controla cada uno de sus movimientos, ni una imagen del tupé más erguido del país. Ni rastro de la Navidad, el verano o el otoño pasado. No volverá a seguir sus pasos.
Blas Cantó nos pone los dientes largos de cara a Eurovisión porque lo que rodea a su canción es un absoluto misterio: no ha habido teasers, ni versiones preliminares, ni filtraciones. Lo único que se sabe de ello es que el equipo del artista ha tenido absoluto control en la elección del tema, para lo que han consultado con un puñado de compositores extra, a pesar de haber presentado varias alternativas a RTVE.
En cuestión de segundos, minutos, horas o días sabremos qué ha elegido Blas para el Festival: se anunciaba canción midtempo, pero también una canción que no era exactamente de su terreno habitual. Todos tenemos la vista puesta en una jota aragonesa producida por Pional a estas alturas. Pero Dios sabe. Por ahora, la visión oscura de un Blas Cantó misterioso sólo nos lleva a reproducir ‘7 Rings’ y recordar lo importante que es llevar protección solar a la playa.
