Lo nuevo de TayTay es tremendamente decepcionante. Es su tema menos memorable de esta época, porque es totalmente unwoke. Es una siesta de media tarde, no está nada concienciado con nada. Unpolitical, unsocial, unswift. ‘Lover’ es simplemente una canción de amor, de esas que suenan en una boda después del banquete y todo el mundo se levanta para ver el baile de los novios, pero no, sólo entra la mesa de postres porque la pareja va a bailar con una de Bruno Mars. Que amigos básicos tenemos todos.
Lo nuevo de Taylor Swift, que da título al disco completo del día 23, dista mucho de hablar de la equidad salarial, como sí lo hizo su speech de los Teen Choice Awards, dejándonos un momento maravilloso de miles de adolescentes con cara de WTF mientras ella posaba con una tabla de surf de gatos. Y no hemos venido aquí a escuchar a Taylor hablarnos de lo enamoradísima que está. Salvo que esté enamorada de alguien que luego la traiciona y ella es la víctima, pero al mismo tiempo no lo es, porque es una víctima empoderadísima luchando contra el patriarcado. Y no, ‘Lover’ tampoco va de esto, ‘Lover’ es romántica sin más.
Es un número pop-soul cual si fuera ella Jennifer Hudson sin vestir de gato -por favor, es que son compañeras de reparto, que ganas de que se estrene su despropósito minino en cines– en el que TayTay se deshace en halagos hacia la persona que la acompaña en su viaje de vida. Como Camila Cabello y Shawn Mendes… cuando ambos tengan pareja.
Quedan apenas días para el lanzamiento de las 126 ediciones de ‘Lover’ que incluyen pasajes de los diarios de Taylor -cómo sabe que depende bastante de las ventas físicas- y la maquinaria ya está en marcha: cuatro temas en la calle, los VMA a la vuelta de la esquina y un objetivo claro: la firma de un tratado en favor del respeto hacia la lucha de las margaritas de 6 hojas al oeste de Madagascar.
