Vamos a ver, que también es verdad que la última colaboración de Bieber y Sheeran, ‘Love Yourself’, no era precisamente un despiporre de arreglos festivos, ni un bombazo del tipo de ser la alegría de la huerta, lo sabemos. Pero funcionaba por su sencillez, por lo cristalino de su producción, por dejar el peso en una buena melodía pop en la voz del cantante, mientras él mandaba a su amor a freír espárragos -go vegan- con una dulzura fantástica.
‘Love Yourself’ funcionaba donde ‘I Don’t Care’ hace aguas. Esta nueva colaboración de ambos, que además lidera Ed Sheeran cuando pensábamos que podría ser el pistoletazo de salida a la nueva etapa de Bieber, va a quedarse en algo puramente anecdótico, más allá de las cifras que pueda general. Más que nada por que no hay canción: Ed Sheeran sabe dar forma a estribillos estupendos, y aquí, cuando uno se da cuenta de que la pieza central del tema ha pasado, sólo se le han quedado grabados en la mente los “ooh, ooh” finales, y con suerte.
Nada destaca especialmente, ni el uso diferente de las voces de ambos -parece que Sheeran se haya adaptado a la voz de Bieber para no destacar demasiado-, ni una buena melodía, ni tan siquiera una base en condiciones, que plantea el problema de siempre de cara al comeback de Justin: ¿a qué demonios va a sonar después de ‘Purpose’, que no haga parecer que repite una fórmula ya gastadísima?
‘I Don’t Care’ la producen Max Martin y Shellback, pero la magia no se ha obrado: suena un tanto anacrónica, como pudiendo haberse publicado lo mismo hace 4 años que hoy, sin que se defina demasiado como parte del catálogo del uno o del otro. Y es una pena porque la unión de los dos podría haber sido un auténtico smash, como ya lo fue la última vez. No hay duda de que esto será un hit, porque difícil sería que no lo fuera, considerando los fanbase de ambos, pero… ¿alguien pedirá esta canción en las giras de alguno de ellos dentro de un lustro? Lo dudamos bastante.