Lo mismo Madonna necesita revisar sus tácticas promocionales. Lo mismo necesita un equipo mejor de marketing, o quizá el problema es que necesita cualquier equipo de marketing que no sea ella, y su hija Lourdes respondiendo con desgana a sus sugerencias mientras cotillea Instagram.
La cuestión es que la artista va a volver a liarla parda con la promo previa a su nuevo álbum, que según las palabras de la propia cantante debía ver la luz este otoño precedido por el single ‘Beautiful Game’, que incluso cantó parcialmente en la última MET Gala neoyorkina. Pero nada, oye, que anuncio que lanzaría el single, su título, una suerte de artwork fanmade, lo cantó y aquí seguimos, esperando algo más de una canción que no termina de llegar.
Y no estamos en 1920 como para que la inmediatez sea una opción: los anuncios tienen que llegar con fecha, y ha de ser una fecha casi pegada al propio anuncio, para que el producto funcione sin que el hype se pierda. Sólo en casos rarísimos –Tiziano Ferro anunció su último álbum, un hitazo en Italia, casi un año antes de su salida-, la otra táctica funciona.
Madonna dijo en Vogue que lanzaría el disco en el segundo semestre del año, pero ahora se desdice para WWD y afirma que será en 2019 cuando podamos escucharlo. Que de nuevo disco nada. Y con la suerte que tiene, alguien pondrá de moda el sonido de los fados antes que ella, y volverá a sonar antiguo para cuando vea la luz. O se le filtrará por noviembre aunque ella mantendrá intacta la fecha de lanzamiento de marzo. O es más, se le filtrarán los 3 próximos discos la semana que viene y estarán producidos por algún productor demodé, como Freemasons, Xenomania o Javier Limón. Dios sabe.
Lo que está claro es que la reina del pop e imitadora internacional de Marta Sánchez dedicará los próximos meses al lanzamientos de sus cremas -¿quién iba a querer tener la piel de Madonna a poco que la siga en Instagram?- y el disco, pues cuando vea la luz la verá. Posiblemente cuando Lourdes pulse por error el ‘enviar’ del Rapidshare.