“WTF is MDMA?” podría tuitear en cualquier momento Miley Cyrus, cual si ella fuera la Cher del mundo de ‘Narcos: US’. La nueva Miley está para poco “lada-dida-di” y para poco fiestón de desfase. Al menos es lo que se intuía en la letra de su último single, ‘Slide Away’, y lo que se refuerza aún más con el estreno del vídeo oficial del single, en el que Miley no es precisamente la alegría de la fiesta.
Y eso que oye, ella participar, participa. Porque la vemos metida en la piscina con un vestido dorado muy J.Lo 2001, la vemos sentada en sofás mientras la gente cacarea a su alrededor, pero todo el rato tiene pinta de ir a hacerse una bomba de humo en el momento menos esperado. Y a diferencia de hace una década, no sería precisamente una bomba de ESE humo.
‘Slide Away’ ya dejaba caer que la separación de Miley Cyrus y Liam Hemsworth se había dado, entre otros factores, porque al actor le gustaba mucho la gasolina, dale más gasolina, y ella estaba en un momento en el que lo de estar suelta como gabete lo lleva regular. De modo que le ha enviado de vuelta al océano para que la deje tranquila y en calma, pero sin ver cómo ella lo menea, y sin su boom-boom girl.
El vídeo del single contrasta, de hecho, con la Miley que la artista asegura haber dejado atrás. Si en ‘We Can’t Stop’ (‘Bangerz’, 2013) la veíamos entregadísima al fiesteo y siendo la más partícipe de la juerga, en este último clip la vemos pasando total de todos sus invitados. El desfase la rodea, pero no es parte de él. Ella es la Andrea Zuckerman de la fiesta. La Gretchen Glundler del jolgorio. La Machine Gun Kelly de ‘No More Sad Songs’. El bajón.
