Una de las cosas más socialmente aceptadas de la cultura pop es que existen dos Shakiras: la ShakiraDeAntes y la ShakiraDeAhora. Esa brecha se genera en 2005 con el lanzamiento de La Tortura, aunque técnicamente la Shakira de Fijación Oral Vol. 1 todavía debería considerarse la ShakiraDeAntes. Para que nos entendamos, la ShakiraDeAntes es aquella Shakira que solo recuerda la gente que tiene ya un plan de pensiones, utiliza tintes de origen vegetal y recuerda cuánto costaba el SuperPop. La Shakira nueva es la que no se resiste a un buen playlisting, tiene verdadero terror a las canciones en solitario y se deja llevar por las tendencias.
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Dicho lo cual, la ShakiraDeAhora siempre encuentra un momento para permitirse a la ShakiraDeAntes una aparición pública. Y generalmente esto ocurre cuando los discos ya están promocionadísimos. Cuando toda la carne está ya en el asador, ha sido devorada y queda aguantar las brasas por unos minutos más. Ocurrió en la era Sale El Sol, cuando la ShakiraDeAntes se dejaba ver en Antes De Las Seis, en la era El Dorado cuando aparecía en Nada y ocurre ahora con la publicación del vídeo de Última. Sí, me he dejado la era Shakira. fuera del recuento. Porque de aquello no se acuerda ni ella. Ni su versión de antes, ni la de ahora.
Última es la ídem bala que se dispara desde Las Mujeres Ya No Lloran y aparece en escena después de exprimir todo el espectro bailable y urbano del trabajo. Que estaréis pensando “bueno, pero ya publicó Melancolía”. Error: esa Shakira no es la ShakiraDeAntes porque aquella no tiraba de bachatitas. Era más intimista.
Última, salvo por un Melodyne que asoma más que las pecas falsas que se ha plantado en la cara para el clip, es más de la corriente de la Shakira clásica. Ladeantes. La que tocaba la patatita con poco esfuerzo. Shakira le canta, de nuevo, al desamor, a su ex, a su amor perdido, pero de una forma más global, más para todos los públicos, más para que, efectivamente, se grabe un vídeo melancólico por el metro de Nueva York que jamás en su vida habrá pisado para meterse en un vagón.
Será tu rollo si: tienes una nevera específica para botellas de vino en casa; compras ropa de COS para ir casual; siempre compras nueces sin partir, porque te gusta el proceso de abrirlas.
