Lo que Maite Galdeano definiría como “¡sola! ¡so-la!” y Maná, de forma más edulcorada, cantarían en ‘El Muelle De San Blas’: “sola con su espíritu, sola con su amor el mar”. Pero vaya, sola. Como Ella Baila Ídem. Y es que uno de los managers más populares de la industria del pop acaba de vivir, en cuestión de horas, una auténtica debacle.

Demi Lovato ha anunciado que sale de las filas de Scooter Braun -comprador original de los másters de Taylor Swift, de los que os hablamos a detalle hace unos posts-, pero justo después caía también Ariana Grande, que anunciaba cambio de equipo justo a tiempo del relanzamiento de su álbum debut. Y claro, una cosa es Demi, que a lo sumo dará para pipas y un par de Havaianas, y otra cosa es Ariana Grande, que es peso pesado.

Y ojo, porque aunque se rumoreaba que Justin Bieber también había dejado al magnate, su equipo ha desmentido la noticia. Con un matiz: al parecer, Bieber estaría buscando un cambio de gerencia, aunque todavía no la habría asegurado, por lo que continúa unido a Braun. En cualquier caso, Bieber se encuentra recuperándose de la enfermedad de Ramsay Hunt, con lo que sus compromisos actuales son limitadísimos.

Esta repentina caída de varios artistas nos lleva a plantearnos algo: ¿está por llegar algún tipo de información negativa sobre Scooter Braun, que podría dañar a aquellos a los que aún lleva? Es bastante raro que varios nombre relevantes hayan caído casi al tiempo y que un tercero esté abierto a salir de ahí.

Eso sí, tampoco creamos que Braun va a quedarse en la ruina vaya: aún lleva a David Guetta, Usher, The Black Eyed Peas o Carly Rae Jepsen. Que con los tres últimos tiene para unos pepes y un paquetito de aceitunas con anchoa, pero hombre, David Guetta sigue teniendo un hit por cada doce singles que publica a la semana. Eso le dará de comer. Eso y sus negocios al margen.

Y ahora, centrémonos en ese posible salseo que estaría por llegar: ¿apuntáis a alguna historia chunga o se quedará todo en agua de borrajas? Por cierto, las borrajas son un vegetal, que acabamos de descubrirlo. Pensábamos que era un municipio. Ojalá fuera el pueblo donde estaría situado el muelle de San Blas. Y Scooter, ahí, con los piececillos en el agua mirando al infinito.

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