Muchas cosas van a ser decepcionantes en este post. Para empezar, porque sale un señor tocando el acordeón, que me vais a perdonar pero no hay cosa más descabellada que disfrutar del sonido de un acordeón. Imaginad al amigo con guitarra que se pone a tocar canciones de Fito en mitad de una fiesta en un piso. Bueno, pues esto es peor. El único paso más allá sería que el amigo de la guitarra se pusiera a cantar canciones de Macaco con un acordeón. En ese caso, lanzadlo por la ventana. Fiscalía no presentará cargo. Creednos, hablamos desde la experiencia.
Para continuar con las decepciones, desde que se puede salir de casa, no hemos visto a Rozalén con el armario victoriano de fondo, con la muñeca flamenca, el plato de cerámica y la colección de dedales. Estos elementos pueden haber sido -o no- producto de nuestra imaginación, pero su ausencia en el atrezzo es sin duda un enorme bajón. A cambio, ha colocado árboles, una banda y su amiga la del lenguaje de signos, que en tres meses acabará con artritis la pobre de tanta performance grabada.
La tercera decepción viene con el tema. Rozalén haciendo ‘Loba’ en acústico. ¿Lenguaje de signos para hablar de “diosas licántropas en el ardor de noches románticas”? Pues una mierda que os coméis, porque no se trata de un cover del clásico de Shakira. Se trata de una de las canciones del último álbum de Rozalén, ‘El Arbol y El Bosque’, hence the trees in the background.
Al menos Rozalén entona una canción con un gran mensaje de empoderación, de respeto y de lucha ante las injusticias, que es lo que no decepciona. ¿Somos muy el target de este tipo de cortes? Pues no, realmente, aunque luchemos por las mismas batallas. Pero ella, como siempre, está fetén y entregadísima.