“Dejo atrás la música disco de cara a mi nuevo álbum” dijo Dua Lipa durante la promoción de ‘Dance The Night‘ para la película de ‘Barbie‘. Una arriesgada estrategia de comunicación (un poco Katy Perry quemando una peluca azul antes de ‘Prism‘, para seguir sonando idéntica) en el momento en el que su colaboración para aquella banda sonora volvía a darle un triunfo puede que inesperado, truncando la posibilidad de espacio entre lanzamientos para la artista.
Así, cuando llegó ‘Houdini‘, el público no había respirado entre la era disco y la era que no iba a serlo. Sólo que sí que lo era en cierta medida. Dua Lipa se acercaba más al pop, buscaba algo de inspiración en la psicodelia y se valía de la producción de Kevin Parker, líder de Tame Impala, pero la realidad es que su single de comeback tan, tan rupturista… no sonaba. Concisa sí, eso sí, porque ‘Houdini‘ está compuesta casi como varios estribillos enlanzados, sin dar tiempo al oyente a desconectar, culminando con la mejor parte de la estructura, la instrumental, que bien podía haber tenido protagonismo algo antes para levantar lo lineal del tema.
Los dos singles restantes del álbum, ‘Training Season‘ e ‘Illusion‘, seguían un poco la misma senda: no eran nu-disco, pero tampoco hubieran sonado tan fuera una edición deluxe de ‘Future Nostalgia’, especialmente la última, que podía haber explotado más sus elementos house y no acabar tan arrastrada por lo ineficaz de su estribillo, algo cargante a la tercera escucha. ‘Training Season‘ no lo resulta tanto, pero va bastante falta de gancho para haber sido elegida como segundo single, más aún conociendo que Dua Lipa pretendía presentar toda esta era con esa canción.
Ni ‘Radical’ ni especialmente ‘Optimista’
El álbum tiene el handicap de haber sido anunciado como algo que no es, puesto que es un proyecto intermedio entre los dos álbumes de Dua Lipa, con un extra de presupuesto en producción y referencias, pero también otro handicap importante: que ni su título ni su arte hacen justicia al tracklist. ‘Radical Optimism’ está cantado de forma más bien oscura, incluso en baladas llevadas al dance como ‘Falling Forever’, que habla del éxtasis del punto álgido de una relación. Es que Dua la interpreta como drama. Falta chispa en la voz, falta alegría, falta, especialmente, optimismo más allá de la letra. Un optimismo que no llega a la pista vocal. En ‘Maria‘, donde agradece a la ex de su actual pareja haberle servido para moldear su personalidad hasta hacerlo perfecto para ella, tampoco se vislumbra esa positividad. Suena a bajón, suena excesivamente intensa.
Y ocurre lo mismo con la canción que tiene la mala suerte de cerrar el disco y dejarnos con el sabor de boca de necesitar un disco que realmente nos anime: ‘Happy For You’ tiende demasiado a la balada genérica de ganador de talent show, al agradecimiento impostado de alguien que deja una relación y parece pasar página. En ‘Radical Optimism’ hay que hacer mucho énfasis en ‘parece‘.
‘Whatcha Doing’ parece una canción de coqueteo que debería rozar el sexy que no ve ni de lejos, ‘French Exit’ parece una canción que tira de humor (“alguien tiene que quedarse y siento ser la que te deja tirado”, “el adiós no duele si no lo digo, la única forma de irme es una bomba de humo”) para romper una relación a golpe de elementos que hacen un guiño al pop dosmilero algo acústico, y ‘These Walls’ parece combinar sus elementos de pop playero californiano con una pizca de ABBA, pero no termina explotando ni lo primero ni lo segundo. Finalmente, ‘Anything For Love’ parece recuperar, por un momento, el espíritu que debía darle el título a todo el álbum, pero acaba de forma abrupta dejando al público pensando que la segunda mitad de la canción sería mejor y nunca llegó.
Un disco ‘bien’
Todas las canciones del álbum están, siendo simplistas, ‘bien‘. Ninguna es espantosa, ninguna pide un skip a gritos, pero Dua Lipa ha firmado un trabajo excesivamente inofensivo que ni explora especialmente la psicodelia, ni el rave británico, ni el brit-pop que anunciaba ir al explorar. Es un disco pop al uso en el que, de cuando en cuando, aparecen pequeños destellos de lo que, imaginamos, ella pretendía hacer. Pero todo queda tapado por una aparente necesidad de seguir siendo el producto que gusta a todos y no encanta a nadie.
Sólo una de las canciones nos parece que tiene relación directa con todo, con el optimismo radical, con la carátula y con el espíritu rupturista, pero tiene la mala suerte de ser la primera en el tracklist, y acaba opacada por el más bien insulso tracklist restante: ‘End Of An Era’. La canción que abre ‘Radical Optimism‘ lleva la bossa al house, al pop, suena a atardeceres en Ibiza, habla de dejarse llevar por el momento y lo más importante: suena a dejarse llevar por el momento. Un poco como en la Kylie de ‘Light Years’, existe un punto latino hortera que Dua Lipa también ha sabido hacer suyo.
Lamentablemente ese ‘End Of An Era’ no es del todo sincero, porque tal y como parecía anunciar la canción para ‘Barbie‘, lo de Dua Lipa sigue sabiendo demasiado a seguir estirando la noche a golpe de baile facilón, recursos disco y el álbum-para-todos-y-para-nadie. La ‘Era‘ playera, optimista y veraniega va perdiendo fuelle según el tracklist avanza, dejando a Dua Lipa a medio camino entre el continuísmo y la referencia a un debut poco referenciable.