El nuevo álbum de Quevedo, ‘Buenas Noches’, debía haber visto la luz a principios de mes, pero el cantante decidió que no era el momento de publicarlo porque los focos estaban puestos en la DANA que había asolado a Valencia. Que ya en ese momento planteé qué tenía que ver el tocino con la velocidad y si el disco realmente se retrasaba por el luto que se vivía tras el drama climático o si era más bien por la fría acogida del lead single, ‘Duro‘.

Y es que el tema, que combina elementos del urbano actual con referencias bastante claras a las producciones de Timbaland de hace casi dos décadas (sí, amigos, estamos en el punto en el que 2006 es casi hace dos décadas), no ha remontado desde el día de su salida. Ha sido un hit, claro está, porque no estaba Quevedo en una posición de fallar tan a saco, pero tras ser #2 en la lista de singles española, en este momento se queda en un muy tibio #26 en Spotify que no augura que vaya a retener su actual #7 en la general. Su #35 en Youtube, #15 en Apple Music y #94 en Deezer tampoco son más esperanzadores.

De modo que, aunque llegué a pensar que el disco se retrasaba por eso, realmente lo más sensato era ponerlo al completo disponible para paliar el resbalón. Porque tal y como ocurrió con su debut, el algoritmo de las plataformas y el público en sí mismo terminaría centrando la atención en otros temas que quizá sí se convertirán en smashes a corto plazo para el canario.

‘Buenas Noches’, el disco en cuestión, contiene 18 tracks que navegan entre el pop-urbano, el reguetón y el dance. Incluso en la balada, si nos apuráis, con Quevedo pasándose algunos tracks mirando por la ventana a un día lluvioso mientras acaricia un gato e intenta que su complicado rango vocal se adecue a un downtempo.

Poniendo el foco en el posible appeal más popero de ‘Buenas Noches’, el disco llega con una colaboración con Aitana que suena más a Aitana que a Quevedo. Una oportunidad un tanto perdida, porque el artista podía haber sacudido un poco el avispero de la cantante y posicionarla en otro terreno. Al final tenemos en ‘Gran Vía’ un tema de corte cheerleader ochentero en el que nos da la sensación de haberla visto mil veces. Pero imaginamos que tendrá el tirón suficiente a nivel comercial, conocida la posición de ambos.

Dicho lo cual, sorprende que el bop del disco quede en manos de… erm, Pitbull. Y ese tema también suena más a Pitbull que a Quevedo, pero en este caso, el elemento nostálgico y petardo hace de ‘Mr. Moondial’ una bomba que roza lo camp y que se come la propuesta más convencional de ‘Gran Vía‘. Quevedo se presta a la tontuna chiringuitera de Miami que vende siempre Pitbull y ambos firman una canción que parece sacada de los años dorados del americano. Sabe a Malibú-piña, luce a banderines de colores sujetos por varios postes y huele a arena mojada.

Veremos cómo responde el público ‘bro‘ a un disco de Quevedo que, si bien sigue tirando de mucho reguetón, mucho urbano y mucho appeal trapero y de barrio, se presenta con una imagen más sofisticada y más alejada de los estándares multiplatino de este país. ¿Será ‘Duro‘ un traspiés puntual o se trasladará, falto de sustituto como colchón, al disco entero? Me da a la nariz que será más lo primero, pero estoy intrigado por ver cómo le cuadra este Quevedo en traje de alfombra roja al populacho de música en el móvil.

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