Ricky Merino publicó hace unos días su tercer single, ‘Perfecto’. Y llevamos tres días valorando cómo dar forma al post que hable de él. Porque sí, Ricky Merino forma parte de esa bolsa de artistas -pequeña para algunos, inmensa para otros- que nos caen en gracia. Podéis lanzarnos limones a la fachada, sólo os pedimos que los lancéis un poco maduritos ya, que el zumo desinfecta.
El caso es que ‘Perfecto’ nos ha dejado un tanto con cara de acelga. Una cara de acelga diferente a la de ‘A Mí Manera’, pero cada de acelga al fin y al cabo. Pero vamos a empezar desde el principio, para que algo de lo que decimos, aunque fuere por una vez, tenga el mínimo sentido: nunca entendimos el perfil post-‘OT’ de Ricky. Desde ‘Miénteme’. Ya aquel tema, merendado por su propio vídeo a largo plazo, nos parecía absolutamente desconectado del Ricky del concurso. No de su catálogo en el programa, que menos mal, sino de lo que él mismo había mostrado y sigue mostrando semanalmente en televisión: un tío con tablas, con energía, humor, carisma, entre lo gamberro y lo pro. A ‘Miénteme’ le faltaba todo el punch que Ricky tenía cada vez que abría la boca. Y sigue teniendo, de ahí que irrite a medio Twitter y encante al otro: no genera indiferencia de primeras.
A ‘A Mi Manera’ le faltaban bastantes más cosas que el punch, pero llegamos a ‘Perfecto’, donde el perfil de Merino como artista sigue en un limbo. Lo primero fue un funky, lo segundo un pop, lo de ahora es ¿latin-retro? Están todos unidas por un mismo tipo de producción, sí, pero terminan siendo igualmente inofensivas y poco descriptivas. ‘Perfecto’ es blandita, tiene algún momento, pero no es en absoluto memorable. Y no cuenta con una Itziar Castro con correa que nos la devuelva a la cabeza.
Leemos en varios posts y publicaciones de medios que ‘Perfecto’ tiene como objetivo traer de vuelta el pop de los primeros dosmiles. Y sí, hay algún momento escondido de Craig David, algún arreglo Santanero de aquella época, la melodía del tema evoca a un primer Justin Timberlake, a las melodías de la época de un Mario, un Usher… pero de forma terriblemente sutil. Demasiado sutil. Hay que fijarse para entenderlo, necesita de una explicación para contextualizarla. Y de ese contexto para llegar a disfrutarla.
[perfectpullquote align=”left” bordertop=”false” cite=”” link=”” color=”” class=”” size=””]“¿Dónde queda el Ricky con energía, humor y carisma de la tele en todos estos lanzamientos?”[/perfectpullquote]
Ricky Merino es un tipo en su treintena, con una mochila pop con referentes suficientemente desarrollables: ‘Perfecto’ podía haberse tirado más a la piscina, como lo hizo Meghan Trainor o con algo menos obvio como algunos cortes de Anne-Marie o Charli XCX, porque en la cabeza de Merino se pasean con soltura las TLC, las producciones de Darkchild y Michelle Branch explotando en radiofórmula como si fuera ayer. Se debía haber prescindido de la guía latina que sostiene la canción y que la lleva de vuelta en el tiempo, sí, pero a 2017, no a 2002. Es decir, entendemos que es el muelle para hacerla sonar relativamente contemporánea, pero ¿en serio estamos, a estas alturas de 2020, buscando un hit del tipo top40 para su catálogo?
Si esto es así, ‘Perfecto’ es aún más fallida. Pero es que seguramente no es así. Seguramente estemos ante un Ricky aún atado al presupuesto del sello y a los mandamientos del “esto funciona” y “esto no”, no sólo por parte de Universal sino también de sí mismo, para no sacar los pies demasiado del tiesto, no sea que se lo cargue. Igual es que es hora de probar con macetas más flexibles, jugar más y tener más que perder o ganar.
Ahora mismo, la partida es tan aburrida que necesitamos algo que se sepa más imperfecto. Está todo quedando en tablas.
