Cerrad los ojos. Imaginad una discografía loca donde las haya. Tomaos vuestro tiempo. Jesús, eliminad Mecano de las opciones, ya han hablado de ello lo suficiente como para cuatro generaciones. ¿Alaska? ¿Pero qué estáis imaginando? Mirad, mejor si abrís los ojos y os preparáis para que analicemos para vosotros la discografía de Shakira. Porque sí, a esa nos referíamos, que no sabemos dónde tenéis la cabeza. Bienvenidos a Hits Don’t Lie, la sección en la que desgranaremos los singles de la colombiana uno a uno.

¡Preparaos para mover las caderas y arranquemos un nuevo visionado!

El argumento y la metodología

Shakira venía de comerse el mundo con ‘Laundry Service‘, que aunque había tenido sus singles en español realmente había sido un lanzamiento para el mercado internacional. Lo lógico hubiera sido continuar la estela y marcarse un segundo disco en inglés, pero la artista decidió volver al español, porque la era ‘Fijación Oral‘ había acumulado muchas canciones y podía dividirse en dos. De modo que hubo un disco en español y uno en inglés, el volumen 2.

Y porque existe ‘Donde Están Los Ladrones?’ y ese álbum se compone de una docena de factibles singles de tan bueno, pero realmente ‘Fijación Oral’, el que está en español, es un disco que debería tener un mejor recuerdo del público, porque también está cargado de bombas.

Una de ellas la que hoy nos ocupa, ‘No‘. En medio del fervor por ‘Shakira: Bzrp Music Sessions Vol. 53’, en el que Shakira rompe lazos con su ex-pareja, el streamer de 35 años Gerard Piqué, de una forma bastante bestial, en ‘No‘ encontramos a una artista que enfoca una ruptura de forma muy diferente.

Si ahora es la mala leche lo que inunda su último hit, aquel 2005 era la decepción y la esperanza por un nuevo comienzo lo que lo hacía. No se sabe exactamente a quién le dedica el tema Shakira, pero Óscar Ulloa, su primer amor y receptor de ‘Antología‘, aseguró que ‘No‘ estaba también compuesta hablando de su separación. Igual también el hombre tiene exceso de amor propio.

En cualquier caso, Shakira firmaba en ‘No‘ una de las mejores letras de su carrera, acompañada a la guitarra de Gustavo Cerati, que aparecía como feature pero no podía escuchársele más allá de algunos coros. ‘No‘ arrancaba muy baja para cerrar con una instrumentación potente, como simbolizando ese paso de la tristeza a la esperanza.

El vídeo oficial

Y precisamente ese último mensaje es el que también se traslada en su brillante vídeo oficial. Dirigido por Jaume De Laiguana (que hizo también ‘Chantaje‘, ‘Don’t Bother‘ o ‘Loca‘), muestra a Shakira en un muelle abandonado dando forma a unas alas. Un poco Leonardo Davinci, un poco ‘Por Siempre Jamás’, un poco Fantine en ‘Les Miserables‘.

La colombiana arranca en un plano muy de cerca, con lágrimas y sin grandes historias interpretando la canción, y según el vídeo y el tema avanzan se va descubriendo la narrativa de superación que la acompaña. Todo muy épico, muy en blanco y negro, muy cargado de simbolismo sin que uno requiera de una carrera de filosofía para poder comprenderlo.

Al final del clip, Shakira aparece corriendo con sus alas como si quisiera echar a volar, pero se queda justo al borde del mar porque idiota no es y sabe perfectamente que esas alas funcionan peor que las de un vuelo de Air Malasia.

¿A qué Shakira representa?

A la Shakira noventera que era pop-rock, aunque a estas alturas ya fuera un poco más de lo primero que de lo segundo. En cualquier caso, aún es la Shakira letrista reconocida por el gran público en aquella época, antes de que decidiera cambiar esto por dar prioridad a los ritmos y las producciones.

La Shakira melodramática que os sirve para dar golpes de melena en la ducha con el pelo empapado mientras berreáis sus lyrics de desamor y os sentís un poco más satisfechos de haber dejado vuestras relaciones. Digamos que es la Shakira Häagen-Dazs, que te comes una tarrina y estás mucho más tranquilo.

¿Cuántos golpes de cadera merece?

Los cinco completos, la verdad. ‘No‘ es una de las mejores canciones de la discografía de Shakira, sin ningún tipo de duda. Probablemente es también, de hecho, uno de los mejores downtempos de la música latina de los últimos veinte años. We said what we said.

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