Generalmente, se culpa a la llegada de Cardi B del fiasco de la última era de Nicki Minaj, aunque ‘Queen’ salvara los muebles en Billboard, con una certificación de Platino en Estados Unidos gracias a sus estables streams y el ridículo modo de computar unidades de álbumes de la lista americana. La realidad es que Cardi B sólo ha afectado en un pequeño porcentaje al fallido presente de Minaj, el resto se lo ha ganado a pulso.
La rapera no ha sabido convivir con su compañera en un momento en el que el movimiento #MeToo la animaba a un mayor hermanamiento y un menor enfrentamiento y, sumado a esto, se ha visto envuelta en varios escándalos por la defensa de compañeros y amigos acusados de varios episodios violentos. Unas declaraciones poco afortunadas, mucho mal rollo en un momento en el que se pedía lo opuesto y el encadenamiento de varios lanzamientos poco efectivos han terminado de condenarla al olvido.
Un olvido que se acentúa cuando uno echa un vistazo al chart run de su último single, ‘Megatron’: entró al #20, porque Nicki rara vez falla con los debuts, pero una semana después caía al #92, y después al #97 con el que despedía su recorrido en listas. Un desastre. Y para intentar darle su momentum, la rapera ha intentado convertir la canción en el típico challenge viral con el que la gente mostrara sus coreografías.
Un fail mayúsculo que sólo le ha dado para 45 segundos de recopilatorio en Youtube, con apenas media docena de muestras de la coreografía. Han pasado varias semanas de su lanzamiento y el impacto de ‘Megatron’ no parece ir a ser mayor del que ha sido. Y esta vez, ni siquiera puede culpar a Cardi: su último single, ‘Press’, no pasa del #58 un mes después de lanzarse.
¿Puede Nicki darle la vuelta a la tortilla, o va camino de convertirse en la Lil Kim del mercado millennial?
