Se acerca la temporada de Orgullos patrios y Natalia saca del armario de verano sus mejores triquinis para ir planchando las plumas de pavo, los estampados de serpientes y los 600 kilos de pelo de muchachas letonas que almacena en una nevera capilar de casa. Sabe Dios que esa nevera sólo se abre para poder tenerlos a punto para el mes de junio, quedando prohibida su apertura el resto del año. Ni siquiera el cast de ‘Luar’ tiene permiso para abrir la puerta de esa nevera capilar y prepararle un moño. Antes Natalia les corta las manos, vaya.
Y ya preparada, en modo full, con las bailarinas avisadas y la dosis de brilli brilli a punto, Natalia ha vuelto con ‘Fama’. Un reguetón mono, un single bastante fumable dentro de sus estándares, que hubiera sido un bombazo en el curso 17/18, cuando lo petaban las cosas como ‘Mayores’ o ‘Sin Pijama’. Pero es que esto es 2022 y ahora el mundo del latineo ha descubierto que la fusión con el pop le sienta de maravilla.
Y ¿a que no sabéis a quién se le da de lujo un mamarracheo pop dosmilero? Exacto, a Ava Max. Nos encantaría decir que a Natalia, pero la pobre ha desaprovechado por completo la oleada popera e incluso el tirón nostálgico de su primer single. Amorch, cuando Amaia Romero te versiona al piano, créenos, es el momento de sacar la artillería pesada y ejercer más de Natalia que nunca. En vez de ejercer de Becky. Becky la del buen pelo, que diría Beyoncé.
Por lo demás, ‘Fama’ cuenta con su vídeo muy Natalia de escenas en un club, escenas con vestuarios imposibles, coreos que se quedaron ancladas en 2012, mucha mirada sensual a cámara y mucha impresión de que la gente seguirá diciendo de ella que es la «Britney Spears española». Sea lo que fuere que eso significa hoy día.
