No somos nosotros quién para decirle a alguien que vuelva o no vuelva a la vida de Zara Larsson, porque mira, ni somos consejeros matrimoniales, ni Jesús Puente en ‘Su Media Naranja’, ni presentador random de ‘Lo Que Necesitas Es Amor’ según la época. Lo que sí podemos decirle a quien sea que sea la ex-pareja de Larsson es que debería volver a la casa en la que tiene lugar ‘Ruin My Life’.
“¡Pero es un decorado!”, responderá algunos de nuestros lectores desde el sofá de su casa, haciendo honor a su Licenciatura en Diseño De Mobiliario de Ikea. Chica, pues obviamente, que no acabamos de llegar al pop y nos conocemos todos los trucos, pero incluso siendo un decorado, es mil veces mejor que nuestra casa. Dadnos un poco de cartón piedra, y un ducha gigante con maquina de humo que finja ser vaho, y ya nos las apañaremos nosotros para instalar corriente de agua real. O nos jabonamos con toallitas húmedas, pero en un baño chic. Que no sabéis lo bien que luce eso después en Instagram.
Y es que básicamente lo que Zara hace en el vídeo de su nuevo single es un MTV Cribs en toda regla: se pasea por casa vestida como si Jennifer Love Hewitt estuviera a punto de hablar con varios fantasmas: en sostén y batín de seda, pasando por cada habitación de distinto color, para que no nos quede ni un sólo rincón sin descubrir. Y venga a insistirle a un muchacho para que vuelva, incluso retransmitiéndole la cena a través de webcam. Vale, habrá perdido la cabeza, pero insistimos: ¿aún tiene las llaves de la casa?
El hogar de ‘Ruin My Life’ es algo así como la casa de Alaska & Mario, si no viviera en ella gente insufrible y estuviera bien decorada. Es decir, no se parece en nada a la casa de Alaska & Mario. Seguramente un motivo extra para que nos encante. Incluso más que el propio single.
