Nostalgia

“¡Mira mamá, soy #1 en iTunes!”

“¡Mira mamá, soy #1 en iTunes!”

“¡Estás teniendo un enorme éxito, tu última canción ha salido disparada al #1 de la lista de iTunes en España!”. Es un comentario que en la última década, se ha venido repitiendo semana tras semana en los programas de televisión patria, en las entrevistas a cantantes, y los shows de radio a los que son invitados. Generalmente, además, cuando se trata de cantantes que no tienen éxito, porque los que sí lo tienen, hablan de ventas de álbumes, de giras o de certificaciones.

Los que no, generalmente, hablan de haber llegado al #1 en iTunes. Os animamos a hacer un experimento: preguntad, en vuestro entorno, a la primera veintena de persona que os encontréis, cuántas canciones han descargado en su vida desde iTunes. Muchos no sabrán para qué sirve la app, otros dirán que “no les funciona porque no tienen iPhone”, y si tenéis suerte, alguno os dirá que una vez se descargó una, pero que han pasado ya años.

Y es que, no amigos, iTunes nunca ha sido una plataforma demasiado popular en nuestro país. Un país que tenía una lista de tonos de móvil que resultaba más relevante que la de canciones, un país que descargaba singles a golpe de SMS y que pasó de ahí al streaming, y que, de haber vivido una fiebre puntual con iTunes, lo hizo durante muy poco tiempo y antes de arrancar la década de los 2010s.

 

En España no se vende música digital

Y es que no, por mucho que los artista se empeñen, en España lo de la música digital mediante compra no ha calado nunca. Según la única web que hace un aproximado de ventas de iTunes al día, en nuestro país se mueven un centenar de copias en 24 horas para ser #1. Con 20 unidades se cuela uno entre los 20 más vendidos del día y 4 son suficientes para un top100. Es decir, que incluso pasando la semana entera en el #1 de iTunes, con una base de ventas media, habremos vendido apenas el 2,5% de lo que necesitamos para alcanzar el Disco De Oro patrio. El 2,5%. Con toda la semana como líderes, insistimos.

En España el consumo musical se da a través del streaming, pagado o gratuito, desde diferentes plataformas, y de lo contrario, desde Youtube, donde los países latinos tienen un gran peso, incluido el nuestro. Pero creednos: nunca iTunes ha sido el centro de ventas del país. Nunca.

Y os estamos hablando de copias de canciones, que cuestan 1,29 euros. Imaginad los discos que se venden en la plataforma a unos 10 euros de media, y los que un artista requiere para colgarse del #1. El único mérito de llegar alto en iTunes es si esa posición se mantiene no ya durante días, sino durante semanas. Ejemplo rápido: ‘Lo Malo’, de Aitana & Ana Guerra aún es #5, con lo que sus ventas habrán sido considerablemente dignas. Pero ya os decimos que en absoluto os impresionarían.

 

¿Por qué insisten los medios en aupar sus resultados?

Es el gran misterio de España: tenemos una lista de ventas oficial que, después de años y años de sólo computar los CD singles y pobres ventas digitales, finalmente pasó a sumar las escuchas en streaming y a ofrecer datos verdaderamente relevantes. Es decir, quien es #1 en esa lista es realmente la canción más popular del país: esta semana lo es Cepeda con ‘Esta Vez’, porque el núcleo de fans del artista la ha consumido lo suficiente para ello. Pero han pasado por ahí Nicky Jam, Aitana War, Becky G, Daddy Yankee… es decir, artistas que realmente sí han tenido éxito en singles.

Y no sólo en ritmos latinos: Pablo López, Alborán, Rosalía, Marshmello, Rudimental o Post Malone también han firmado hits recientemente, certificados bien Oro, Platino o multiplatino.

Lo que no tiene ningún sentido es la obsesión de éxito de la prensa española: llaman a cualquier artista, y por sistema, lo primero que hay que decir es que tiene un enorme éxito. De modo que, según las entrevistas, Pablo Alborán, Natalia, Rosa, Alejandro Sanz, Roser o Barei, todos tienen el mismo nivel de éxito. Todos están “arrasando”. Todos tienen temas “en lo alto de iTunes”. Sea lo que fuere que quieran decir con eso.

 

Nadie pregunta por el esfuerzo o por el fracaso

Se nos ocurre, por ejemplo, que sería más interesante preguntar a Natalia por los esfuerzos de ser artista independiente, por sus conciertos en verano, por sus singles, que insistir en lo exitoso de su tema, llevándola incluso a decir que está contentísima porque “fue 2 días #1 en iTunes, donde lo mismo eres #1 que #30 al momento siguiente”. Efectivamente, lo eres porque apenas hay diferencia en ventas. Natalia, por cálculo aproximado, vendió 241 copias de ‘Con Ganas’ durante su estancia en el top100 de iTunes. El 1,2% de lo que necesitaría para ser Disco De Oro. Obviamente, no entró en la lista oficial.

Los fans de Alfred quisieron llevar al #1 de iTunes ‘Que Nos Sigan Las Luces’, semanas después de ponerse a la venta, cuando el cantante conseguía pasar la barrera de los 6 millones de streams. Y obviamente lo lograron: durante varias horas, Alfred fue #1. Porque, claro está, tiene más de un centenar de fans.

Aunque el absurdo más reciente lo hemos vivido con Merche, cuando su discográfica comunicaba, a golpe de nota de prensa, que la cantante “había sido #1 de vídeoclips en iTunes con el remix de ‘Te Lo Mereces'”. De verdad, literalmente nadie compra vídeos. Na-die. Este es el actual top de vídeos en iTunes, no necesita más comentarios:

En Estados Unidos, Christina Aguilera o Tinashe han hablado claramente de los trabajos que no les han funcionado bien, y como ellas, decenas de artistas a quien les preguntan qué es lo que creen que ha fallado. No como falta de respeto, sino por curiosidad artística: la obsesión por el éxito en este país es lo que termina generando que uno haga mofa del fracaso de un artista y no se sienta culpable.

Si alguien que aparece en una entrevista diciendo estar “en la cresta de la ola” cuando la realidad es bien diferente, termina siendo comidilla de bromas y comentarios. Si en vez de eso, y en vez de preguntar por iTunes, habláramos claramente de lo que nos va bien, mal, regular, y del esfuerzo que nos cuesta llevarlo adelante, tendríamos un panorama musical más realista y menos parodiable en este país.

Necesitamos madurar, y dejar atrás el “mira mamá, soy #1 en iTunes”.

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