Blas Cantó sigue inmerso en la promoción de su nueva era, esa en la que ha rejuvenecido a nivel sonido, todo es colorinchi y espíritu refrescante y quiere dejar atrás su perfil más de galán de telenovela dominicana. Aunque ser la versión radio–friendly de Alejandro Fernández le fuera como anillo al dedo, él está pensando ahora más en el anillo pa‘ cuando. No quiere más baladones de rompe y rasga, más teatros llenos de señoras con sus mejores abrigos de paño, más melodías de acústicos en el Taco Bell. Quiere pasárselo bien, que diría el clásico de Hombres G, posibles tíos carnales de Karol G.
O no, realmente, porque ‘Marte‘ tiene un punto tricky a este respecto. Si aislamos la melodía de la canción y le retiramos toda la producción pop minimalista de fondo, descubrimos que todo es más terrenal que alienígena, porque podría haberse colado como un track más de ‘Complicado‘ de haberla revestido de un punto más Morat, de un punto más american-but-let’s-keep-it-poppy como tenían sus mayores hits.
Sin embargo, Blas ha optado por llevarse la cantina y el cactus a terrenos más Charlie Puth, no sólo en el sonido, producido por Lucas Otero (Marc Seguí, Cepeda, Don Patricio…), sino también en los hiper simplistas aesthetics del vídeo que acompaña al lanzamiento. Realmente tan poco atrezzo como carga en la base del tema. Y el minimalismo puede ser una excelente elección de cara a un hit pop, pero que este no se compuso originalmente con ese destino se huele hasta en ‘Marte‘. Un poco como la Aitana de ’11 Razones’, que era de un pop-rock impostado, porque se había decidido una vez compuesto el disco en clave melódico-latina.
En cualquier caso, vamos a darle unos días de digestión al single: al final, ‘El Bueno Acaba Mal’ se ha convertido en uno de los guilty pleasures de nuestros últimos meses.
★★★
Será tu rollo si: te gusta hacer limpieza en casa con la música puesta, te pasas media hora peinándote frente al espejo del baño, les dices a tus amigos que quieres salir pero luego te acabas rajando.
