María Villalón ha publicado un nuevo single. Lo ha lanzado después de publicar en redes un enigmático mensaje que se publicaba en el mismo tono con el que Ana Mena acudía a su primera gala de Los40 Music Awards con aquella sudadera de #AnaMenaWho. Those were the times. En cualquier caso, Villalón ha vuelto con ‘Veneno Lento’, una canción que describe así en Youtube:
“Imagina que alguien te rompe tanto los esquemas de tu vida que te lleva al borde de perder la cabeza, de no saber ni quién eres. Una letra desgarradora y dura que desemboca en un juego musical y de palabras con el tango más famoso del mundo: “Por una cabeza”.
“Veneno lento” es un cambio en el sonido de la artista sin olvidar de dónde viene, mezclando los ritmos electrónicos con la raíz que caracteriza a su voz. Y es que, recordad, hay gente que es nube: todo es más brillante el día que se van.”
Y como proyecto catárquico, imaginamos que ‘Veneno Lento‘ tiene su punto. Pero su producción, a cargo de Tatiana Delalvz, la ha convertido un tanto en lo que Mikel Erentxun denominaría ‘reina de un jardín de rosas‘. La idea de mezclar electrónica con la melodía tradicional podría haber tenido un punto, pero la pista vocal dice Pablo Alboran y la pista instrumental grita, que no dice, Roser en la plaza de la Luna en pleno Orgullo LGTB+. Y claro, no hay Alborán que pueda frenar a Roser con un body de lentejuela convencida de que ‘Fuego‘ es un himno de la historia musical española. Y ese espíritu se acaba apoderando de ‘Veneno Lento’.
El tema aboga por la reinvención post experiencia traumática, por volver a ser ella misma, recuperar el control, pero paradójicamente, María luce más descontrolada que nunca antes. Como si ella hubiera entrado al estudio con un tema compuesto y una buena interpretación y después hubiera cedido el mando hasta dar forma a algo que… ¿exactamente a quién trata de apelar?
Será tu rollo si: te gustan los bocatas de nocilla con chorizo, tienes uno de esos espejos que por un lado te hacen un zoom imposibles, creías firmemente en que tocando una meacama mojarías las sábanas de noche.
