Por las fotos del making off del vídeo de Bebe Rexha y Doja Cat, cabía pensar que las dos muchachas planeaban marcarse un ‘Anaconda’ con el imaginario de su single. Pero no. Resulta que para ‘Baby, I’m Jealous’ han desarrollado una idea profundamente mamarrachil. Como si las protagonistas de ‘Sex & The City’ fueran drag queens y se cruzaran con un personaje de ‘Los Magos de Waverly Place’.
Bebe -la de ‘Meant To Be’, no la de ‘Siete Horas’- y Doja se juntan con unas amigas en un restaurante, donde una mujer oriental salida de cualquier vídeo de mariquitas chinos más señoras que las señoras les ofrece una galleta de la suerte. Bebe Rexha, harta de estar en un mundo de móviles y redes sociales, pide el deseo de volver atrás en el tiempo y la galletita se lo concede. Bastante curioso para alguien que hace pedidos continuados de atención a través de las redes, pero aún así, lo compramos como argumento.
♫ podéis escuchar este y otro puñado de hits en nuestro a-list de spotify ♫
De modo que Bebe Rexha viaja hasta 1.800, viaja hasta 1960, viaja hasta la edad de piedra y viaja incluso hasta… erm, la era de Adán y Eva, porque seguir siendo históricamente semi-accurate era demasiado pedir. Allí que aparece la una tapada con unas hojas pegadas a los genitales y la otra con un outfit completo de pasarela de ‘Drag Race’, porque habrán pasado miles de años, pero nadie sabe exactamente cuando RuPaul empezó con aquella idea. De modo que es todo perfectamente factible.
‘Baby, I’m Jealous’ es otra de esas canciones disco de turno que demuestran la habilidad de Bebe Rexha para dejar claro que su personalidad artística es el cariño de toda esta gente. Ahora te hace un country, ahora te hace un R&B, ahora es disco, ahora es trap, ahora es la más pop del local. Lo que se lleve, ponle a ella cuarto y mitad.
