Durante las próximas semanas, nuestra intención será analizar el paso de España por Eurovisión: sus éxitos, sus fracasos, sus delirantes puestas en escena… todo bajo nuestra particular lupa. Como no queremos que la historia se alargue hasta el próximo 2029, y con la intención de hacer más secciones de carácter estúpido, hemos decidido comenzar nuestra andadura eurovisiva en 1990. ¡Esperamos que disfrutéis de este viaje de 25 años!
La canción
Vamos a lanzarnos a decirlo: ‘Quédate Conmigo’ es la mejor canción que España ha enviado a Eurovisión, en, por lo menos, 20 años. Compuesta por Thomas G:son, Tony Sánchez-Ohlsson y Erik Bernholm, la canción levaba a Pastora Soler a un terreno pop en el que se manejaba con sorprendente soltura. Muchos, de hecho, descubrimos en aquel 2012 a una nueva cantante, porque la teníamos encasilladas en un género más aflamencado, y desconocíamos que Soler tuviera semejante torrente vocal.
Se presentó con tres canciones candidatas en una gala especial de preselección de TVE, aunque ella había sido elegida a dedo por los organizadores del festival, y el jurado y el público vio clarísimo que ‘Quédate Conmigo’ era la canción a llevar a Eurovisión: una balada rotúndamente clásica, con un exquisito in-crescendo en su melodía, que se rompía por completo al final gracias a los coros y las calculadas improvisaciones vocales de Pastora.
Una auténtica maravilla de canción, y eso que, como decimos, más conservadora no podía ser. Pero es que después de tantas intentonas y tropiezos por parte de RTVE, ya era hora de llegar al Festival con una propuesta directa y sin demasiadas dobleces.
‘Quédate Conmigo’ ayudó, de paso, a cargarse otro estereotipo que la España de aquel momento se había creído por algún motivo: que no se podía quedar bien con una balada. De hecho, las dos veces que España ha conseguido un buen puesto en Eurovisión lo ha hecho con canciones lentas. ‘Quédate Conmigo’ convenció finalmente al país de que era posible triunfar sin vender verbena.
La puesta en escena
Y de no ser porque Ruth Lorenzo consiguió mejorar la realización y marcarse una escenografía fabulosa, la de Pastora Soler hubiera sido también la mejor puesta en escena que España haya llevado a Eurovisión en los últimos 20 años. Sobria, calculada, sin ases en la manga, sin intentar golpes de efecto. Parece una tontería, pero Pastora no necesitó telas, ni tablas de surf, ni fingir caerse, ni cambios de vestuario, ni demás siempre estúpidas y erroneas artimañas para convencer en Baku.
Salió al escenario completamente sola, se acompañó de unos visuales bonitos, sencillos y oportunos, y hacia el final de la canción, dio la bienvenida a un coro de cinco personas al que, por cierto, también aprovechamos para aplaudir. ¿Ha sido de los pocos coros capaces de llegar afinados y en el volumen correcto al escenario? Nosotros decimos sí.
Ventilador, vestido de gasa, y el golpe de efecto clásico de contraste de color y mucho dramatismo en escena. Una vez más, una propuesta súper conservadora y acertada a más no poder. ¿El único fallo? Desde nuestro punto de vista, el algo agresivo maquillaje de Pastora, que endurecía muchísimo sus rasgos, ya de por sí muy marcados por el peinado. Hubiéramos apostado por unos colores menos duros.
El resultado
Bueno, y de hecho, el mejor para España desde que Ramón alcanzará el mismo #10 en 2004, pero ciertamente algo decepcionante. ‘Quédate Conmigo’ quedó décima en la tabla, impulsada por la quinta posición en la que la dejó el jurado, pero terriblemente lastrada por la decimoctava que nos dio el público. Aquello fue francamente frustrante: si ni con esta propuesta iba el público europeo a votar por España, ¿con qué pretendían hacerlo? No hablábamos de ganar, pero francamente, Soler estuvo para ese top5 que el jurado le había dado. Cómodamente.
Pastora consiguió 97 puntos, con los 12 de Portugal, los 10 puntos que le dio Israel, y los 8 de Reino Unido o Suiza. Unas votaciones a las que estamos poco acostumbrados, y que nos dejaron buen sabor de boca, aunque fuera cierto que buscábamos un resultado mejor.
Aquel año, sin embargo, la victoria estaba anunciada, y no era para menos: el huracán Loreen se presentaba con ‘Euphoria’, posiblemente la ganadora más obvia de Eurovisión de, repetimos, los últimos 20 años. Todo el mundo hablaba de la canción, que terminaría siendo un hit por toda Europa; todo el mundo hablaba de la puesta en escena, y todo el mundo hablaba de la mística cantante elegida por Suecia en 2012.
‘Euphoria’ se llevó 372 puntos, incluyendo los doces de Austria, Bélgica, Dinamarca, Estonia, Finlandia, Francia, Alemania, Hungría, Islandia, Irlanda, Letonia, Holanda, Noruega, Rusia, Eslovaquia, Reino Unido y por supuesto, España, donde la canción terminaría arrasando en ventas y en radios. Ahí es nada.
¿Qué fue de ella?
Pastora venía de tener una carrera bastante consolidada en la industria española, y de hecho, muchos hablaban del riesgo que la cantante había corrido al presentarse a un Festival de Eurovisión que no siempre había dado buenos resultados a posteriori a sus representantes.
A nivel comercial, sin embargo, el Festival no hizo sino dar alegrías a su intérprete: ‘Quédate Conmigo’ llegaría hasta el #6 de la lista de ventas, y se colaría entre las canciones más radiadas en España en aquel momento, rompiendo la costumbre de no pinchar propuestas eurovisivas de la radiofórmula. ‘Una Mujer Como Yo’, el álbum que contenía el tema, llegó al #3 de la lista de ventas, convirtiéndose en el mejor estreno de Pastora durante su etapa en Warner Music.
Es cierto que desde 2005 la cantante no ha conseguido certificar un álbum, pero también es cierto que sus últimos lanzamientos han funcionado mejor que los de 2005 y 2007: ‘Conóceme’ (2013) la dejó a las puertas del #1 en álbumes y sí lo consiguió finalmente con ‘La Calma’, el disco con el que ha vuelto este año después de un tiempo de silencio y que lleva dos meses pululando por el top40 español.
