‘Perreito Pa’ Llorar’, el nuevo single de Lola Indigo y Paulo Londra, es la canción que esperas ponerte a bailar cuando el local en el que estás está ya cerrando, los camareros miran a la gente haciendo un eye-rolling continuo que llega un punto que parecen Belén Esteban, y tú y tus amigas estáis tan pasaditas de rosca con esas copas que no subían, no subían -hasta que subieron-. Ese momento en el que acabas de estar contándoles una absoluta penuria fergó y pasas a decir “venga, que esta es la última”.
Y entonces, efectivamente, con el rimmel cuatro centímetros por debajo de la localización de la pestaña, el efecto de las GHD de hace ocho hora siendo ya un recuerdo nostálgico y la chaqueta en la mano de la que se quería ir a las cuatro, te pones a berrear ‘Perreito Pa’ Llorar’. La bajona con capacidad twerkera. Si ibas a piña colada, ya estás en la fase colada, no en la de piña.
‘Perreito Pa’ Llorar’ pone a Lola Indigo en el terreno del medio tiempo, del reguetón lento -no el de CNCO, sino el mood en sí mismo- y su invitado, Paulo Londra, se presta por completo al juego de Dolores. Dolores como nombre y como substantivo -que diría Belinda– en este caso.
Y la pareja ha decidido llevar ese mood a la estética del clip, ahorrándose el bochorno del momento clubbing, que Lola irá sola pa‘ la discoteca -¿esto es una referencia a su propia ‘Discoteka‘, no?- pero tampoco es cuestión de salir hecha un cuadro. De modo que aparecen en un local medio cerrado, con maquinas de arcade pero papel pintado (?) y una piscina que lo mismo utilizan de cine improvisado que de muro para graffitear. Lo que es un espacio multiusos donde llorar las penas, para orgullo del David Bisbal de 2002.
Será tu rollo si: tienes un futbolín en el garaje; tienes rotuladores específicos para escribir en las cajas de las mudanzas; tu tema favorito de Nicki Minaj es ‘Tusa’.
