Vanesa LeKlein, una de las concursante de la última y desastrosa preselección eurovisiva, ha pasado esta semana por el show de arranque de ‘La Voz’, que fue emitido anoche en Telecinco. La muchacha, que subió al escenario a cantar ‘I Drove All Night’, clásico de Celine Dion que Cindy La Au Pair tuvo a bien grabar años antes, se dejó la voz en el escenario con cuarenta giros, y los nódulos buscando ya un motel para pernoctar, pero tuvo la mala suerte de ver que ninguna de la sillas del jurado daba la vuelta.
Pobre LeKlein, que no se dio la vuelta ni Juanes, espíritu del rock latino, ella que se había disfrazado como de bajista de Nirvana para la ocasión. Y claro, cuando le preguntan por cómo se sentía, la cantante responde con un simple “bien…” con cara de haba, como es de entender. Pero es entonces cuando comete el error de cualquier concursante pedante de talent show: el de volver a ponerse a cantar a capella, como si, a lo mejor, es que estábamos sordos 20 segundos atrás y ahora podemos, de pronto, escucharla bien.
Nos imaginamos a Malú en plan: “ay espera, que antes no te había escuchado bien, pero es que este acapella ha sido mucho mejor, voy a darle la vuelta a la silla”, y empujándola con sus propias manos, porque claro, lo de antes había sido diferentísimo. La realidad fue bien diferente, y en un despliegue de shade, la cantante de clásicos como ‘Te Conozco Desde Siempre’ le pregunta, “eres profesional, ¿no?”, como si no se lo hubieran chivado los mismos que han puesto hoy la noticia en portada del site de ‘La Voz’.
Podéis ver el momento aquí, que ya sabéis que Telecinco y embedear, no va unido.
Vamos, a ver, vamos a lo de siempre: LeKlein lanzó un álbum en 2002 apoyada por Movistar, y con play de radios. No funcionó. Cambió de nombre y estilo musical. No funcionó. Se presentó a Eurovisión. No funcionó. Se presenta a ‘La Voz’. No ha funcionado. ¿No suenan las alertas por ningún sitio? Es decir, algo falla en su persona que no gusta al gran público. Nosotros también podríamos querer ser alfareros, pero si con 20 años de trabajo siguen rompiéndose nuestros botijos, alguna otra ambición tendremos. Digo yo.