Hace aproximadamente una semana, arrancaba la promo de Leire Martínez con Mi Nombre. Un primer single que yo había tenido la suerte de escuchar hace unos meses y que sabría que traería cola, porque el mensaje hacia sus ex-compañeros era… contundente. Mi Nombre no se marca un Shakira y Bizarrap, pero en su elegancia deja bastantes cosas claras y reivindica la figura de Leire más allá de voz de un grupo al que en su día dejaron tirado y tuvo que buscarse nuevas castañas que poner al fuego.

Como detalle, el grupo -al completo- recibió Mi Nombre días antes de su publicación. Para que el golpe no les pillara por sorpresa de manera pública. Leire apuntaba a la banda. Apuntaba a Xabi, Álvaro, Haritz y Pablo. Y en el camino, dejaba a Amaia completamente fuera de la ecuación. Tanto en la canción como en las entrevistas, donde siempre ha hablado bien de una compañera de industria que no siempre ha resultado tan elegante con ella.


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Ahora tampoco, claro. Porque Amaia ha vuelto a cometer la torpeza de ponerse de escudo de sus compañeros. Amaia ha vuelto a ponerse mediáticamente frente a la polémica, mientras los otros cuatro componentes siguen escudados en un cada vez más sonrojante silencio desde que compartieran aquel comunicado que les escribió el ChatGPT para despedir a Leire. Ellos no hablan, pero Amaia, que jamás ha sido de manejarse bien con las sutilezas, no para de compartir mensajes poco crípticos en redes sociales.

Recordemos que es Amaia quien comparte imágenes con ellos horas después de la salida de Leire, quien también comparte imágenes ensayando en el estudio de la banda cuando nadie hablaba aún de un ya evidente regreso a ella. Como os digo, no es precisamente Amaia alguien que se maneje bien en redes. No hablemos ya de otros momentos que nada tienen que ver con sus compañeros.

Y esta última semana, en pleno brote por lo inesperado del debut de Martínez -que para colmo, ha puesto al país entero a hablar del tema-, sorprendida ella y también ellos porque su proyecto se adelante al de ella en solitario o al conjunto con el grupo, ha decidido subir en redes varios desafortunados posts.

Y por favor, que nadie venga con el “es que no puede poner nada, todo lo interpretáis como un ataque a Leire”. Todo ES un ataque a Leire, porque Amaia nunca, insisto una vez más, ha manejado mínimamente bien las sutilezas ni los mensajes en clave. Es de un obvio y un evidente casi escandaloso.

Hace unos días, compartía en Instagram la letra de Rosas en la parte que dice “y es que empiezo a pensar que el amor verdadero es tan solo el primero (…) y los demás, son solo para olvidar”. Colocaba unos puntos suspensivos porque ella mantiene el misterio de tal forma que vamos a tener que empezar a llamarla Laura Lebrel. Amaia Christie. Ella es La Oreja De Poirot.

Días después, Idoia Montero -que había entrado al chat del programa de Carlota Corredera, Tentáculos, a explicar que su hermana se marcaría un comeback sola (nadie negó esta posibilidad antes de la gira)-, le diseña en un arrebato de inteligencia artificial cutrísimo (siendo ella diseñadora, tócate el higo) una imagen de Daenerys Targaryen con la cara de Amaia. Acompañada de CUATRO dragones. No de tres, como en la serie, o de un puñado al tuntún, por enfatizar. No. De Cuatro. El nombre de los mismos no lo pone, pero ya os digo que serán Pabloryx, Harzagon, Alvarion y Xaberys.

De verdad… qué necesidad de colocarse en un disparadero del que ellos huyen continuamente. Qué tendrá ella que ver con todo este asunto. ¿No decía hace unos meses que nadie le había dado vela en este entierro? ¿Por qué insiste siempre en terminar siendo el cadáver del cuarteto, entonces?

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