La expresión guilty-pleasure está un tanto en desuso. Más que nada porque con el subidón que el pop ha dado en los últimos años en nuestro país, el género ha pasado a considerarse un pleasure sin más. Sí, nos ha costado 40 años de anodinos artistas guitarra al hombro aceptarlo, pero hemos dado ese paso. Ahora mismo, un guilty pleasure es que se viralice ‘Un Violinista En Tu Tejado’ de Melendi y lo reproduzcas de forma no irónica en tu Spotify. Eso que hace 15 años era radio-friendly ahora es un guilty pleasure, por mucho que el término no se aplique a escala social general.
Ahora bien, ‘Las Babys‘ de Aitana nos obliga a volver a usar el término. ‘Las Babys’ de Aitana no puede escucharse con la mentalidad de “buah, qué temón se ha marcado Aitana” sin, por el camino, pensar un “menudo cuadro es todo esto” o un “a qué mente endiablada se le ha ocurrido semejante memez”. Y sin embargo, veinte segundos después estás dando botes por el salón con la coreografía del ‘Saturday Night’ de Whighfield aplicada al single pensando de nuevo “buah, qué temón se ha marcado Aitana”.
‘Las Babys’ es la canción que te da vergüenza que tus vecinos te escuchen escuchando, pero a la que al tiempo subes el volumen para que la escuche todo el vecindario. Es la canción con la que haces un eye-roll cuando suena estando de fiesta, para acto seguido berrear la parte de “la vida es buena, buena es” abrazado a tus amigos. Es la canción de la que hablas con tus conocidos fingiendo que no te ha gustado un carajo y después la llevas en repeat en Spotify.
Dijimos que ‘Las Babys’ cerraría ciclo con seis platinos en España. Recordadnos esto en septiembre para ver si atinamos, pero por ahora: preparaos para un verano en el que vais a tener mash-ups de esto y ‘Saturday Night’ hasta el más absoluto hastío. Y creednos que haréis el saltito de cada ladadadadi-dadada que os toque. Cada. Uno. De. Los. Saltitos.
Aitana se va a asegurar de ello. Tiene entre manos nuestro ‘Padam Padam’ camp. Más todavía.
Será tu rollo si: comes melón con jamón, sigues celebrando tus cumpleaños con Cheetos a los 35, conservas el sueño de trabajar peinando osos panda.
