Este año he decidido echar un ojo con mayor detenimiento a las 36 canciones que se presentan a Eurovisión. De una en una, ire desgranando las candidaturas a la victoria en Basilea, Suiza. Eurovisión se celebrará el próximo mes de mayo, entre los días 13 y 17, celebrándose la final en este último, donde España peleará por su enésimo bottom con Esa Diva de Melody.


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El país en el que me detengo hoy es Suecia.

La canción

Suecia ha apostado este 2025 por la chorrada autoconsciente. En un giro argumental durante la final de su Melodifestivalen, eligió el tema de los fineses KAJ por encima de la gran favorita, Revolution de Måns Zelmerlöw. Balita esquivada, en el fondo, porque el cantante hubiera tenido un curioso camino hacia Eurovisión, tras saltar las acusaciones de maltrato físico y psicológico hacia su mujer, que acaba de hacer pública su separación.

Es curiosamente, el segundo año consecutivo en el que alguien que no es sueco representa al país: el pasado año los noruegos Marcus & Martinus acudieron al Festival y este año lo harán unos finlandeses. Eso sí, en el dialecto sueco de Vörå, haciendo que sea la primera vez en ¡27 años! (!!!) que el país lleva su propio idioma a Eurovisión.

Lo hacen, como digo, con una memez: una canción que mezcla la música electrónica con elementos de humor y está pensada para celebrar la cultura de la sauna y celebrar los momentos en los que entrar en una liberan al personal de estrés y agobios. Un tema con ciertas reminiscencias soviéticas, un poco de folk, un estribillo machacón que te dejará repitiéndolo de forma inconsciente en el momento menos pensado e incluso su mención eurovisiva en la letra. En la primera parte de la canción se hace un guiño a la finlandesa Arja Saijonmaa, concursante del Melodifestivalen en 1987 (lo perdió por un puntito).

El vídeo / la actuación

La letra de la canción puede tender al tontipop, pero la propuesta no está por ello en absoluto descuidada. Los chicos de KAJ se presentan en trajes de corte ochentero en el escenario para pasar de un ambiente laboral a la sauna en cuestión de segundos, con un montaje súper eficaz a la vez que sencillo.

Gracias al cambio de la plataforma que tienen detrás y el vestuario de los bailarines -que se cambian detrás de las tablas-, la canción consigue captar la atención del público y trasladar el mensaje por completo. Los gestos serios del trío -un poco en clave Ojete Calor, a este respecto-, contrastan con toda la memez que los rodea.

Una coreografía eficaz, un juego de cámaras marca de la casa y el estribillo, infalible, hacen el resto para Suecia.

¿Qué opciones se le ven?

En estos momentos, curiosamente, todas. Curiosamente, digo, porque no veo que el jurado vaya a aupar a la candidatura sueca tan alto como para que su televoto la lleve a ganar. Porque si atendemos al comportamiento del público en los últimos años, es posible que Ucrania y Genoveva Cida sigan monopolizando las llamadas y mensajes, de modo que todo volverá a quedar en manos de lo que los profesionales elijan y el que quede tercero en televoto. ¿Serán los suecos?

En las casas de apuestas tienen claro que si: ahora mismo KAJ tienen un bestial 40% de posibilidades de victoria. El segundo país por el que más se apuesta, Austria, les sigue con apenas un 15%. Claro que hay que tener en cuenta dos factores: que cuando los ensayos arranquen estos porcentajes pueden variar un monton y que mucha gente, en este momento, apuesta por el que iba favorito: Suecia tenía un 24% de posibilidades hace cuestión de días. El efecto llamada ha hecho el resto.

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