No pintan bien las cosas para Perrie Edwards con su carrera en solitario. Aunque su primer single, el ya bastante genérico ‘Forget About Us’ la llevaba al top10 y marcaba un, digamos, decente chart run en el mercado británico, el resultado tampoco era para ponerse en mitad de Valencia a prender fuego a las fallas y decir que está uno lanzando cohetes. Principalmente porque sería visto por todo el mundo presente como una auténtico demente, pero también porque estaría vendiendo la piel sobrante de la cara de Tulisa antes de cazarla.

El segundo single de Perrie, ‘Tears‘, está situado en un macarrónico #45 en los midweeks de esta semana. Y ese, avisamos, será su mejor peak hasta su entrada definitiva el viernes, porque la cantante computa los pre-orders físicos de hasta la fecha en su primer día de midweeks. Y la clave es esa, sin que ‘Tears‘ haya pisado el top200 del Spotify británico, sus formatos en vinilo, CD y cassette tampoco podrán salvar los muebles como hicieron con el tema de debut.

Nadie debería estar sorprendido, porque… ¿qué es lo que aporta ‘Tears‘ exactamente? Es el ejemplo perfecto de mum-pop en el peor de sus posibles sentidos. Es una pieza disco-pop completamente intrascendente, con un estribillo cansado, que replica las fórmulas que hemos visto durante los últimos años una y otra, y otra, y otra, y otra vez. Habrá quién diga que Sabrina Carpenter está haciendo un poco lo mismo y a ella sí le funciona. Pues bién, dos apuntes. Uno, las canciones de Sabrina son notablemente más eficaces que ‘Tears‘ en estructura. Dos, tienen un sentido del humor brillante en las letras, cosa que ‘Tears‘ tampoco, es simplemente un corte pop al uso. Tres, Sabrina ha abrazado el proyecto Barbie extrema que podría matar un gato en público y convencer a los presentes de que nunca lo ha hecho con un simple aleteo de pestaña postiza. El efecto Emma Bunton. Perrie es simplemente alguien que piensa qué se pondría Taylor Swift si entrara en B-Fashion.

Y claro, con todo tan previsible, tan soso, tan poca cosa, difícil será salvar este proyecto y terminar viendo un álbum de Perrie Edwards publicado. Ella misma hablaba, hace bien poco, de que su lanzamiento dependería del buen hacer de los singles. Por ahora, ‘Tears‘ peleará por retener -a duras penas- el top100 en su estreno.

Y como con Leigh-Anne y Jesy, acabará pasando que uno no sabe qué parte de la magia de Little Mix dependía de cada una, porque liberadas del sello y el equipo, la cosa hace aguas de una forma que ni las Girls Aloud al separarse. Y ellas al menos tenían una Cheryl y una Nicola. La comercialmente funcional y la funcional a nivel crítica. A Little Mix sólo le queda la carta de Jade o pensar en reunirse con más antelación de la que tenían prevista.


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