Giro argumental de cara a la siguiente edición de Eurovisión. El sistema de votaciones del concurso va a cambiar de manera bastante significativa, después de los dramas del pasado año con las votaciones sospechosas de algunos jurados, que llevaron al programa a emitir los votos de algunos países basándose en estadísticas previas. Con la intención de huir de una nueva polémica, Eurovisión ha decidido lo siguiente:
- Sólo el televoto decidirá los pases a la final. Se suprime el papel del jurado profesional en estas fases.
- El jurado seguirá activo durante la final, donde sus votos se combinarán con el del televoto. Sin embargo, el televoto pasará a tener un 50,6% del peso, frente al 49,4% del jurado, rompiendo con el 50/50 de hasta ahora.
- El resto del mundo, el no participante, también votará en el concurso.
Esta última es realmente la revolución más importante del sistema, porque permitirá a países en los que el Festival se emite aunque no participen -el propio Estados Unidos, por poner un ejemplo obvio- tener voz en el concurso. La votación del ‘resto del mundo’ se dará unida en bloque, como si fuera otro de los países en competición.
Respecto a la supresión del jurado profesional en las semifinales, está por ver si realmente esto hará más transparente el proceso de elección: por un lado, es cierto que se evitan los cada vez más obvios tejemanejes del jurado, mucho más fácilmente manipulable que el televoto. No hay sino como, en muchas ocasiones, los jurados de un país favorito hunden a otro país favorito para evitarle puntos extra, lo que rompe radicalmente con la intención para la que su papel fue creado.
Pero también es cierto que esto dejaría sin opciones a las denominadas ‘propuestas de jurado’, ese tipo de canciones que no suelen destacar tanto en televoto pero convencen notablemente a los miembros profesionales. Durante la nueva temporada veremos quién sale ganando y perdiendo del cambio, pero por ahora… se vienen curvas en la época eurovisiva de cara a 2023.