Jade Thirlwall será la última Little Mix en lanzarse en solitario. Lo hará después de la caída de Jesy Nelson, el debut interruptus de Leigh-Anne y la llegada del single debut de Perrie Edwards, que se publicará esta semana aunque lleve promocionándolo desde que la orquesta del Titanic tocó una versión instrumental durante el hundimiento del barco, en 1912.

Será la última en aparecer, pero tiene todas las papeletas de ser la mejor parada de todas ellas. No sólo porque el fandom de la banda parece estar más interesado en material de ella que en el del resto, sino porque además, parece haber añadido un extra a su debut. La magia de la narrativa, que es algo que siempre provoca hype ante la inminente llegada de algo.

No es lo mismo “este es mi nuevo single, lo produce Full Anna”, que “este es mi nuevo single, dedicado al cabrón de mi ex” o “este es mi nuevo single, para todos aquellos que creyeron que no lo lograría”. En el caso de Jade, la narrativa involucraría a Simon Cowell, de quien Little Mix se desligarían en 2018 y con el que no habrían acabado demasiado bien. Ni ellas, ni nadie, considerando que poco después cerraría por siempre su sello discográfico. Claro que también, qué iba a hacer, si se le habían marchado ya todos. Como no publicara el material de un flautista de ‘Fiji’s Got Talent’, ya nos diréis.

Según parece y se anuncia en varios medios, el single de debut de Jade Thirlwall podría llevar por título ‘Angel Of My Dreams’ e incluir el verso “sold my soul to a psycho” (haciendo un juego de palabras entre la palabra ‘psicópata’ y el nombre del sello de Cowell, SyCo). Además de esto, el vídeo, que está siendo rodado en Londres, también tendría como protagonista a un “hombre misterioso que controla la industria musical“.

Considerando la falta de chicha que han tenido los lanzamientos de la banda en solitario, estamos living ante la expectativa de semejante derrame de té. Un poquito de salseo, un buen ragú. Que alguien nos ponga el parmesano en el tortellini. Y ya está bien de referencias culinarias, que empezamos a parecer Ratatouille. Y ratas seremos, pero lo que no haremos nunca es viajar dentro de un sombrero. Salvo que se laven el pelo con Fructis. Entonces podemos negociarlo.

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