Hoy quiero sacar un momento para que valoremos dos de las más recientes obras de arte del diseño gráfico español. Cerrad las puertas del Prado, porque de ser estas dos piezas expuestas en sus galerías, la muchedumbre que puede agolparse en ellas pidiendo una entrada puede ser tal que el museo se vea desbordado, un poco en la versión camp de Guerra Mundial Z. De zombie, no de la generación.

En los últimos días, se han publicado la carátula del nuevo álbum de Hombres G, que tiene tantas capas que a su lado Ramón García va en paños menores; y el cartel de los conciertos de Woman Live, una gira que promete hacernos hablar de sus momentazos en más de una ocasión, porque es algo así como un tour de afectadas de la Mano Negra. Not in a racist way.

Woman Live, la gira que une a Genevieve o Ainhoa

Va, arranco con la gira que reúne a la creme de la creme de las voces femeninas de este país: Woman Live. Sobre el escenario, señoras que necesitan un subtítulo en el cartel para que el público relacione de qué las conoce exactamente. Y en el caso de la pobre Lady Cherry, ni eso, porque El Número Uno no lo vio ni Amaia Romero, y eso que concursaba en él. Estoy convencido de que fue a plató con los ojos cerrados cada vez.

Se sumana ella Genevieve, de OT 2011 y OT 2001 -no fue a la edición de 2021 porque no existió-, Lydia -la Sole Giménez post Sole Giménez, y an puan de Eurovisión 1999- y Ainhoa Cantalapiedra, uno de mis personajes de ficción predilectos. La mujer que más facilidad tiene para extender la gala final de OT 2002. Cada vez que habla de ella ocurrieron más cosas y siempre peores. Es como la versión del director de El Retorno Del Rey, pero en versión conspiranoia. Ella sería Gollum, por aquello de acabar quemadísima.

El cartel es todo lo que uno espera de un evento de esta altura: una composición de Canva a la que no le falta de nada. El elemento ‘corona‘, la barra de neón para que no se vea el corte de los cuerpos, las fotografías cogidas del Instagram de cada una porque quién se iba a parar a hacer cuatro fotos nuevas al cuarteto para esto, cuando en cualquier momento Genevieve tendrá que ser substituida -que diría Belinda– por, qué sé yo, Beatriz Porrúa.

Una Genevieve, por cierto, que ha sufrido con la herramienta “quitafondos“, porque ha terminado detrás de la mano de Lydia y el brazo de Lady Cherry. Si esto fuera Destiny’s Child, ella sería Farrah. Considerando el nivel de las protagonistas, la gira se habrá suspendido en marzo, con Ainhoa apareciendo en el podcast del vegano random para decir que Tinet Rubira ya la avisó en la gala final de OT de que movería hilos para cancelar Woman Live.

¿Por qué no ser amigos?, Hombres G

Hombres G han decidido marcarse un álbum de dúos, un Papito, que en este caso y más que nunca, es un Papito El Mío en toda regla. Un disco de revisiones de sus clásicos que no harán que sus fans se arranquen los mechones de pelo en un ataque de ira por las nuevas producciones porque ya no les queda pelo que arrancar. Una carátula que, como los libros de Gerónimo Stilton, si frotas la imagen con los dedos y te los hueles después, te llega un intenso olor a esmegma.

En el collage, con decenas de cabezas flotantes superpuestas a trajes de orquesta del Titanic, sobrevive como su personal Rose De Witt Bukater, Samantha, de OT 2020, que hubiera agradecido también un subtítulo como los de Woman Live en pleno 2025. Imagino que es la única mujer que se ha atrevido a dar el sí a semejante participación, porque no está Samantha para decir demasiado que no. Ni para hacerse fotos: la cabeza que vemos en la carátula es la misma que la portada de su álbum Antídoto. Imagino que pensó que no pasaba nada por repetir la imagen, porque tampoco es que el público la tuviera muy vista.

El resto son las cabezas flotantes de un altísimo porcentaje de lo que vemos en nuestra parálisis de sueño, entre las que se incluyen las de Morat, Beret, Marc Seguí o Álvaro De Luna, que sigue aferrándose a cualquier cosa que su sello le de para posicionarlo de una bendita vez. Álvaro De Luna es la versión musical patria de la escena de La Cenicienta donde las hermanastras se pruebas zapatos que no les caben, pero insisten e insisten en que tienen que entrar. Si el público es Cameron Díaz diciendo “no, no puede caber aquí”, Warner Music es Dakota diciendo “¿que no? ¡te digo yo a ti que sí!”.

Y mientras tanto, los Hombres G delante, en una pose que ellos creyeron que lucía El Gran Gatsby pero que realmente luce Café Quijano. Decían ellos, por cierto, aquello de “se llama Lola y tiene historia, aunque más que historia sea un poema”. Lola, en este caso, es esta portada.

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