En los últimos años, la barrera del mainstream y el pop se ha ido diluyendo poco a poco, dando pie a que los artistas salten de un lado a otro del terreno de juego, consiguiendo enormes cifras de streaming para artistas independientes o slots en diversos festivales más de su cuerda para artistas teóricamente mainstream.
Con esa línea más tambaleante que antaño, muchas son las estrellas del pop que se han decidido por un enfoque más alternativo para algunos de sus álbumes, y así han convencido a muchos con trabajos considerados “de culto” cuando les han supuesto un fiasco comercial, o “álbumes interesantes” cuando no lo han sido.
Con la llegada del del nuevo álbum de Taylor Swift, ‘Folklore’ -que se suma a esta lista que hoy repasamos- y su previsión de ventas de unas 650k unidades en Estados Unidos (“álbum interesante”, por ende), vamos a echar un ojo a otros álbumes de tinte alternativo del pop y valorar de qué iba el rollo en cada uno.
‘A Seat At The Table’, Solange
De dónde venía: De tratar de buscar su lado más pop-soul en los primeros álbumes, tirando un poco de un retro que venía estilándose en los dosmiles y con aspecto de leer libros de Paulo Coelho cada noche. Solange era como la amiga buenrollista que lo mismo te llevaba a buscar vinilos de 7″ a una second-hand que se pasaba la tarde cantando por Etta mientras hacíais collares de hippies.
De qué iba el disco: Ya había coqueteado con sonidos más alternativos en su fastuoso EP ‘True’, pero terminó dándose cuenta de que era negra en ‘A Seat At The Table’. En ese momento dejó de hacer collares con tapaculos para posicionarse política y socialmente, enviar mensajes de tipo intensa y servir de inspiración a su hermana, que terminaría llevándose los méritos porque chica, es Beyoncé. Solange siempre será la Maggie de su Lisa, la pobre.
Tipo de álbum: Álbum interesante en Estados Unidos (es su único Oro allí), álbum de culto en el resto del planeta. Manual para ‘Black Lives Matter’ de la gente blanca.
‘Anti’, Rihanna
De dónde venía: De ser la versión musical de una churrería. Llevaba años con el motor encendido lanzando discos cada vez que uno parpadeaba. Si uno se iba a dormir, había un boxset disponible con los 365 álbumes que había publicado durante la noche. Había sido caribeña, reina de la pista de baile, rapera, baladista y lideresa rock en un periodo de cuatro meses y medio.
De qué iba el disco: De centrar el paulatino oscurecer de su música para firmar un álbum que por fin fuera algo más que un recopilatorio de hits. Que oye, nada en contra de un recopilatorio de hits, pero si vas a sumarle otros seis temas, al menos que estén también a la altura. ‘Anti’ se fue retrasando tanto que jamás pensamos que terminaría publicándose, pero luego se sobrepuso a tres adelantos reguleros y dejó un catálogo de buenos temas urbanos y pop. Recibió cero Grammys a cambio en una gala en la que se le hizo un vacío épico.
Tipo de álbum: Álbum interesante, porque supuso un éxito incontestable para la artista. Lamentablemente, ese triunfo nos ha llevado a un lustro de bragas y maquillaje.
‘Bionic’, Christina Aguilera
De dónde venía: De creerse Betty Boop cantando a tropas de dibujos animados en algún Peggy Sue de Los Angeles. Christina había decidido ser conceptual y pasó de estrella primeriza, a agitar las maracas, ser primera dama de guarrerismo, para después saltar a 1940. Hasta este momento, y aunque con altibajos en el último álbum, Aguilera mantuvo el nivel de éxito a base de dejar sordo a la mitad de su público con un catálogo de canciones que no admitían no ser gritadas.
De qué iba el disco: De saltar a la electrónica y seguir dando golpes a una piñata que ya no admitía más capas de papel. Inventó a Sia, inventó el hacerle feos a M.I.A., acabó con Ladytron y dio alas a Lady Gaga, cuyos fans acusaron a la artista de copiarle la fórmula de látex y pelucas. El álbum era un disco de pop electrónico que duraba unos dos meses y que la discográfica había echado a perder un poco al meter con calzador cortes más “comerciales”.
Tipo de álbum: Álbum de culto, claramente. De muchísimo culto. Un culto tipo secta en una isla. Fijaos si es de culto que Xtinta lo promocionó más en su aniversario de lo que promocionó ‘Liberation’ en su lanzamiento.
‘Emotion’, Carly Rae Jepsen
De dónde venía: De hacer exactamente lo mismo, pero sonando en la radio. La pobre Carly sufrió un one-hit-wonder cuando a todo el mundo le dio fuerte por ‘Call Me Maybe‘, para después olvidarla por completo. Carly era casi treintañera aunque sus lanzamientos aún sabían a flash de lima, Kinder bueno y esos ridículos botellines con líquido repugnante en su interior.
De qué iba el disco: De lo mismo de antes, pero más pop aún. Y por algún motivo, el público indie decidió abrazar a Carly, abandonada ya por el mainstream. Se conoce que les dio ternura y la fueron invitando a todos los saraos y festivales con un álbum que les hubiera resultado intolerable en la voz de cualquier otra cantante pop a la que pincharan en Europa FM. Firmó un semi hit, viralizó un segundo que jamás terminó de serlo y ‘Emotion’ terminó siendo la biblia pop para muchos Gen-Z.
Tipo de álbum: De culto. Lo compró ella y lo devolvió al día siguiente porque se equivocó, queriendo pillar uno de Corinne Bailey-Rae.
‘Folklore’, Taylor Swift
De dónde venía: De recuperar su mojo positivo en ‘Lover’ después de una tragicómica era en la que quería ir de femme fatale mientras la gente se colocaba las gafas en la zona baja de la nariz para exclamar un “gurl”. Taylor había vuelto a los tonos pastel, las mariposas, el buen rollo ñoño, pero también político-social. Por primera vez se mojaba y de paso recuperaba su público más poppy.
De qué iba el disco: Acaba de publicarse, pero va de ir con tus amigos al bosque y ser la amiga cansina que toca la guitarra alrededor de una hoguera. Toca canciones de The National y Bon Iver con una pua de Roi Méndez que consiguió en una firma de ‘OT’, aunque los que la escuchan alrededor, comiendo olivas y friendo unos jamones de gominola, lo que quieren escuchar en ‘Abre Tu Mente’ de Merche.
Tipo de álbum: Álbum interesante. Más que posible ganador de los Grammy si vuelve a votarlos la Gente Blanca™, y sin duda uno de los éxitos del 2020.
‘Lemonade’, Beyoncé
De dónde venía: De haber probado las mieles del ponerse intenta y revolucionar el mercado con un disco lanzado por sorpresa, como aquel de U2 que apareció en todas las bibliotecas iTunes del planeta, pero sin resultar irritante. Beyoncé había descubierto que era negra y había dado sus primeros pasos para explicárselo al mundo, pero no sabíamos aún lo dispuesta que estaba a hacérnoslo entender. La pobre, 2020 y sigue sin saber que nosotros nos dimos cuenta del color de su piel en 1997. La que no tenía espejo era ella.
De qué iba el disco: Pues de hacer lo mismo que en el anterior, pero rizando el rizo. ¿R&B experimental? Quítale el estribillo y pon el loop del bostezo de una morsa. ¿Guitarras ochenteras? Llama a Jack White y que haga de esto un tema para el FIB. ¿Feminismo? Sí, pero ponle trenzas, volantes y bebés en las manos. Y así pista por pista. Vamos, que grabó un corte country con The Chicks, no nos hagáis hablar.
Tipo de álbum: Álbum interesante: vendió prácticamente lo mismo que su antecesor y funcionó estupendamente en el momento de Beyoncé de demostrar su valía en la era streaming.
‘Night Time, My Time’, Sky Ferreira
De dónde venía: De ducharse.
De qué iba el disco: De no ducharse.
Tipo de álbum: De culto, pero no al cuerpo precisamente, porque Sky no es que se pasará a lo alternativo, es que posiblemente encontró las maquetas del álbum entre dos yonkis en un callejón. Justo al lado de una copia de ‘Guerra Fría’ con DVD.
‘Wanderlust’, Sophie Ellis-Bextor
De dónde venía: De intentarlo de todas las formas posibles: con sonidos disco, con sonidos pop, con sonidos dance, con más sonidos disco, con “mi próximo álbum será más disco”, con “mi disco será disco de discos“, con “disco disco disco disco”… chica, llega un momento que una tiene que dejar de prometer ir a ser Barry Gibb si a lo máximo que aspira es a colaborar con Freemasons.
De qué iba el disco: De estar triste y aprovechar su éxito en un programa de televisión de baile para reinventarse como imán de ventas para el público adulto. Sophie olvidó el disco y se centró en ser la Lana Del Rey británica con mucho azul añil, mucho gris y mucha imagen nostálgica y pocha con olorcito a té recién calentado. La reinvención le duró dos discos. Y en el siguiente a este ya volvió con el soniquete de la música disco de marras.
Tipo de álbum: Pichí-pachá: es su álbum más vendido desde el debut, pero tampoco es decir mucho. Al menos fue certificado Plata y se mantuvo en lista más de lo que nadie vaticinaría.
¿Y qué pasa con ellos?
Pues ellos, los hombres del pop, son sin sorpresas un coñazo: bien pocos han intentado virar a esto, porque por lo normal, no necesitan de demasiados trucos para que las radios los pinchen y el público los consuma. De hecho, curiosamente la mayor parte de bandas ha tendido hacia el pop en los últimos años (Maroon 5, Imagine Dragons…), dejando atrás cualquier atisbo de espíritu rockero. Generalmente arriesgan menos porque su posición tiende a ser más cómoda.
De lo más destacable entre ellos fue el segundo álbum de Zayn, ‘Icarus Falls’, no tan indie por contenido sino más bien por las formas: el disco fue lanzado sin bombo ni platillo ni fue promocionado lo más mínimo, y bien es cierto que sus temas tampoco eran radio material de primeras. El resto de hombres del pop siguen un poco haciendo lo suyo, y los alternativos y arriesgados lo son desde el inicio de su carrera (Frank Ocean, James Blake…). No ha habido grandes giros argumentales.
Ahora mismo, imaginar un disco alternativo de Justin Timberlake, Bruno Mars, Shawn Mendes, Sam Smith, Maroon 5 o Drake es un absurdo. ¿Para qué? Lo más cerca de estos ejemplos ha estado Justin Bieber cuando arriesgó en la era ‘Purpose’, pero ‘Changes’ dejó claro que el espíritu emprendedor no le iba a durar a largo plazo.