Britney Spears sufrió una situación violenta el pasado miércoles noche al salir a cenar con su marido a un restaurante de un hotel en Las Vegas. Según parece, en él se encontró con el jugador de la NBA Victor Wembanyama, al que se acercó para saludar.

En ese momento, según afirman testigos, el marido de la artista y ella misma a través de redes sociales, el equipo de seguridad se gira hacia ella y la abofetea con tanta contundencia que hace que sus gafas caigan al suelo.

Una situación absolutamente bochornosa, que el jugador no desmiente pero intenta matizar, afirmando que Britney “se acercó por detrás y lo agarró”. Pues menos mal que no le pisó, que si no los guardaespaldas lo mismo la acribillan a balazos.

Ya nos parece raro que alguien responda con semejante violencia al acercamiento de un fan, pero más aún que no se dieran cuenta de que la persona que se acercaba era la bendita Britney Spears. Que tampoco estamos hablando de que estuviera tocándole Enrique Anaut, que lo mismo no lo identifican. No, Britney Spears.

Así ha contado lo sucedido la artista a través de Instagram. Él, por ahora y tal y como asegura Britney, guarda silencio en redes sociales. Aunque vista la reacción de los fans, imaginamos que no por mucho tiempo.

“Hay demasiada violencia física en este mundo. En muchas ocasiones no es siquiera visible. Estoy del lado de todas sus víctimas y os mando mi apoyo. Aún tengo por recibir una disculpa pública por parte de este jugador, su equipo de seguridad o la organización. Espero que la lleven a cabo.

No soy nueva en esto de las experiencias traumática porque he vivido ya unas cuantas. No estaba preparada para lo que me ocurrió anoche. Reconocí a un deportista en mi hotel según iba a cenar. Después fui a otro restaurante en un hotel distinto y también lo vi allí. Decidí acercarme a felicitarle por sus éxitos. Había mucho ruido, de modo que le toqué el hombro para llamar su atención.

Soy consciente de que el jugador afirma que lo “agarré por detrás” pero simplemente lo toqué en el hombro. Su equipo de seguridad me dio entonces una bofetada, delante de todo el mundo, prácticamente tirándome al suelo y lanzando mis gafas a él.

A mí se me acerca muchísima gente. Esa misma noche, de hecho. Se me acercó un grupo de al menos veinte fans. Mi equipo de seguridad no golpeó a ninguno de ellos.

Me ha muchísima vergüenza compartir esta historia con el mundo, pero ya está por todas partes. Aún así, es importante compartirla y urgir a la gente que está en el ojo público a ser un ejemplo y tratar a todo el mundo con respeto.

Tampoco veo bien que se haga mofa de esto. Ver al jugador sonreír y reírse fue cruel y desmoralizador en aquella situaicón. Yo mido 1.63 y él 2.20. Guardo para mí todo el amor y apoyo que recibo actualmente. Muchísimas greacias al departamento de policía de Las Vegas por su ayuda.”

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