Llevaban semanas teaseando su comeback y finalmente Blackpink han regresado para alegría de todo su fandom y de todas las cuentas de Twitter que informan de cuánto tarda quien en cruzar la barrera de los 100 millones de visualizaciones en Youtube. ¿Nuestra apuesta con este lanzamientos? 100 millones en unos 8 minutos y 4 segundos, un billón para crucen las veinticuatro horas y toda la población humana varias veces para cuando termines tu primer café de la mañana. Seguramente pilles a tu tía Ceci, la del pueblo, enganchada a la pantalla que tiene en la nevera con wifi viendo el vídeo en repeat. Mira que te repetimos veces que esa señora no necesitaba una nevera con wifi en Cercadilla Del Venal. Que ni siquiera llega bien la señal y lo está viendo en 360p.
Y mientras ella debate consigo mismo sobre si Blackpink están cantando en un desierto o un templo, porque le es difícil descifrar cada pixel de su paupérrimo visionado, el resto, los que podemos ver el vídeo tenemos la respuesta correcta: están actuando en todas partes.
Porque si ‘Pink Venom’ tiene algo, es bien de exceso visual. Ahora están en una cárcel de neón, ahora en las calles de algún barrio que sirva de simil koreano a Brooklyn, ahora en un templo abandonado y ahora en una mansión de ‘Los Juegos Del Hambre’ tras su posguerra. Ellas todo. Ellas bien de CGI y bien de inversión en chromas.
Y mientras tanto, suena el single que realmente parecen unas tres o cuatro canciones empastadas. Porque empiezan con el pop electrónico, pasan a samplear el ‘Pon De Replay’ de Rihanna en un momento que casi queda como pura anécdota en el lanzamiento, luego suenan a pleno 2002 con los versos del rap, y terminan con un ‘ratatatá‘ -pronúnciese la ‘t‘ como lo haría Marta Sánchez– que es blanco, negro, jamaicol.
Eso sí, intenta, después de los siete visionados que hoy te tocan, quitarte ese estribillo de la cabeza. Otra cosa no, pero Blackpink la onomatopeya y la repetición la manejan tan bien que parecen un Pokémon.
